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CDMX

Mancera y El Chapulín Colorado

Asegura que los robos de autopartes, celulares, los asaltos en el Metro, casas habitación y asesinatos se deben a la liberación de reos

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Por La Mafia en el Poder

Entre las declaraciones más desafortunadas que se le han escuchado a Miguel Ángel Mancera en lo que va de su gobierno, la que hizo apenas para justificar el aumento de la criminalidad en la CDMX se lleva las palmas.

Para el jefe de Gobierno la razón de que los robos de autopartes, celulares; los asaltos en el Metro, casas habitación y asesinatos se hayan salido de control en la capital peor que en los tiempos del último gobierno priísta, se debe a la liberación de reos.

“El incremento (en la inseguridad) obedece a que tenemos muchas más personas que antes estaban en prisión, ese es un factor que se tiene que analizar, pero es un factor nacional.

“Hoy la Ciudad de México tiene 12 mil o más presos que estaban en prisión preventiva o en prisión ya compurgando alguna pena que están fuera”, dijo Mancera para justificar el desborde de la delincuencia.

La declaración no pudo ser más desafortunada por varias razones.

En primer lugar porque se trata del jefe de Gobierno y en lugar de pasar los temores a la ciudadanía debió darles seguridad y declarar que ya tiene un plan para atacar a los ex presidiarios que azotan las calles.

Pero al decir que la culpa es del Poder Judicial por aplicar la ley y liberar a 12 mil reos, lo único que provoca entre los capitalinos es recurrir a la clásica frase: “oh, y ahora quién podrá defendernos…”

Pero como ya no existe El Chapulín Colorado, hay que aguantarse.

En segundo lugar, se supone que la especialidad de Mancera y su equipo de gobierno más cercano es la seguridad, pues antes de llegar al Antiguo Ayuntamiento todos fueron policías, que es justamente donde está una de las fallas más graves.

Y en tercer lugar, y quizá sea lo más importante, es la mala costumbre de tratar de justificar todos sus errores y no ser un poco autocríticos para reconocer dónde están las fallas y corregirlas.

Porque la mayoría de los capitalinos se pregunta, por ejemplo, dónde están los policías de Vialidad que no se ven por ningún lado, excepto en los cruceros donde el pesado tráfico les permite escoger a sus víctimas para extorsionar automovilistas.

A quién trata de engañar  el jefe de Gobierno; hay inseguridad porque la mitad de sus policías se la pasan extorsionando a la ciudadanía y la otra mitad cuidando partidos de futbol o espectáculos, mientras los delincuentes se despachan a gusto.

Pues qué no el funcionario se la pasa presumiendo que la CDMX tiene más cámaras que ninguna otra ciudad en el país y que desde el C-5 vigilan calle por calle para poner a raya a la delincuencia.

O las cámaras no sirven o los policías se la pasan durmiendo la mona, porque la mayoría de las veces se enteran de los atracos a través de los videos que los ciudadanos suben a las redes sociales.

Es claro que la sangre de Mancera es de atole y le tiembla la mano para correr a inservibles como Hiram Almeida, su jefe de Policía que no ata ni desata, y que lo único que hace es dar la vuelta olímpica al estadio de CU con sus escoltas cuando hay buenos juegos.

Dice el jefe de Gobierno que es necesario tener más contacto con la ciudadanía… seguramente no sabe que sus policías sí lo tienen, pero sólo para robar.

La jugada de Barrales

La verdad, a pocos sorprendió el regreso de Alejandra Barrales a su escaño en el Senado de la República, pues era una jugada cantada que con su presencia podría operar el ataque a sus compañeros rebeldes, encabezados por Miguel Barbosa.

Y de entrada la estrategia funcionó porque desde ayer su partido impuso a Lola Padierna en la coordinación, con lo que Barrales se apunta un triunfo al interior de su bancada.

Pero ese triunfo podría salirle bastante carito, pues acelerará el rompimiento al interior del sol azteca y el partido se acabará de descomponer estando cerca el gran evento de Andrés Manuel López Obrador para tratar de desfondar al PRD.

Y aquí es donde muchos se preguntan si en el sol azteca están ciegos o tontos como para no darse cuenta de que ellos solitos están engordando la cartera de clientes de Morena, partido que no hace otra cosa que estar cachando todo lo que les va cayendo.

Los morenos no han tenido necesidad de esforzarse para ir jalando cuadros amarillos; les ha bastado dejar que los perredistas se deshagan entre ellos para que solitos se debiliten, al tiempo que los pejistas se fortalecen.

En lugar de procurar la unidad para evitar que haya verdaderas sangrías, los perredistas siguen en la soberbia de que quienes se van no representan a nadie, como si ellos fueran lo fuertes que en un tiempo llegaron a ser.

 *El Irreverente publica de lunes a viernes.

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