Jorge Alberto Lara
Menciona el proyecto del Plan Nacional de Desarrollo presentado por el gobierno federal que este tiene como uno antecedente el Plan Sexenal elaborado por el general Lázaro Cárdenas. Quizá faltó mencionar que a su vez Plan Sexenal fue inspirado en los planes quinquenales de José Stalin en la Unión Soviética. A propósito del documento que el presidente Andrés Manuel López Obrador remite a la Cámara de Diputados para su aprobación, él ha mencionado que se inspira también en el Plan de San Luis de los Hermanos Flores Magón, quienes son considerados entre los principales representantes del movimiento anárquico en la historia de nuestro país.
Por lo que respecta a la planeación de las políticas públicas, desde el surgimiento del estado y acompasándose con la evolución de la ciencia política y las técnicas de la administración pública, este concepto se fue consolidando prácticamente en todas las latitudes a lo largo de varios siglos. Bajo la creación de los lineamientos propicios para la consecución de políticas públicas eficaces y funcionales, la administración pública hubo de profesionalizarse y desde luego adquirir los rigores propios de las disciplinas económicas, financieras, contables y jurídicas.
Bajo ese contexto y derivado de la obligación constitucional de presentación del proyecto de Plan Nacional de Desarrollo el presidente López Obrador remitió a la Cámara de Diputados el documento correspondiente. Lo anterior se realizó con algún grado de desaseo e imprecisión puesto que circularon dos proyectos, que no guardan relación entre sí. Esta circunstancia generó confusión incluso en analistas y académicos que tuvieron que abocarse al análisis de los dos proyectos.
El estado de desconcierto fue resuelto hace unos días, ya que en el seno de la celebración de las sesiones de parlamento abierto en la Cámara de Diputados el presidente de la Cámara, Diputado Porfirio Muñoz Ledo declaró de manera categórica que no existían dos proyectos y que el único documento válido para el efecto era el remitido por la Presidencia, consistente en 64 cuartillas.
De la lectura esas 64 cuartillas se pueden realizar las siguientes consideraciones:
1. Se omite señalar la forma en que tuvieron que haber sido desahogadas las consultas públicas que dispone la legislación a efecto de nutrir el ejercicio democrático de auscultación. Por lo que se puede observar, a la única persona a la consultó el presidente de la república fue al propio presidente de la república.
2. No cumple con los principios ordenadores de un proyecto de planeación, puesto que omite el referir un diagnóstico claro, objetivo y con evidencias empíricas y estadísticas que permitan conocer, en cada tema de la agenda pública, dónde nos encontramos como país.
3. No se establecen objetivos claros y medibles de las estrategias y acciones a realizar y en su momento, a evaluar. Tampoco señala los recursos presupuestarios que se habrían de aplicar en el desarrollo de las políticas públicas.
4. Por cuanto al fondo del documento, vale señalar que este es una pieza exclusivamente retórica y prolija en ocurrencias y que no representa ninguna novedad respecto de las proclamas partidistas que el jefe del Ejecutivo realizó cuando fue candidato a la presidencia o bien en sus conferencias matutinas.
Derivado de lo anterior, queda acreditado el desdén que se tiene en este gobierno respecto del poder legislativo y a la necesidad de gobernar con bases técnicas.
