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CRIANDO CUERVOS / ¿Herrera vs. AMLO; datos vs. deseos?

El problema para Herrera, es que la cobija de los ajustes presupuestarios y la austeridad republicana se termina, y no habrá más recurso para dar cobertura a los programas del gobierno federal en los próximos años, y que consisten, básicamente, en regalar dinero. 

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Javier Ramírez

La llegada de Arturo Herrera a la Secretaria de Hacienda y Crédito Público quizá logró calmar los mercados y el tipo de cambio luego de la abrupta y violenta salida de su jefe, amigo y mentor, Carlos Urzúa.

Con la frase, “los mercados quieren a Carlos Urzúa, pero también me quieren a mí”, Herrera salió al paso en las primeras horas de su designación, y sí, al parecer calmó las cosas.

Herrera es un técnico, experto en el manejo de finanzas, y, cómo el mismo se definió en su primera conferencia de prensa en Palacio Nacional, fanático de la precisión y los datos duros.

Si en verdad es así, el nuevo secretario de Hacienda tendría que hacer entrar en razón a López Obrador y que escuche y valore los datos verdaderos.

No los que él quisiera que fueran, o que espera que sean en el futuro, -su otros datos pues-, y tendrá que lograrlo antes de que él, y el gobierno del que forma parte, ya no puedan matizar o negar la inminente recesión en que entrará la economía.

Sin embargo, son pocas las esperanzas, pues de las dos ocasiones en que Herrera fue desmentido por el propio mandatario, ahora resulta que en la referente a Dos Bocas, no dijo lo que dijo, y según él, la prensa lo tergiversó, pero como no le gustan los dimes y diretes con los medios de comunicación, pues lo dejó pasar.

Y aunque matizó un poco el tema al explicar que lo fuerte de Pemex es la exploración y la producción, dijo que sí se destinarán recursos para la refinación, es decir, se hará Dos Bocas.

También respaldo la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, pese a las dificultades que ha enfrentado, particularmente en el ámbito legal y los amparos que han logrado, hasta el momento, detener el arranque de los trabajos.

Herrera se pronunció por un sistema de aeropuertos, dice él, similar al que tienen en varias ciudades del mundo, y se dijo convencido de que así debe operar en la Ciudad de México, el principal del país.

Sin embargo, nada aclaró de cuando dijo que el impuesto a la tenencia de automóviles lo ve como una salida para la falta de ingresos, particularmente en los gobiernos estatales, e incluso municipales.

Con ese tema, López Obrador debió enmendarle la plana también, y reiterar que no habrá aplicación de nuevos o más impuestos.

El problema para Herrera, es que la cobija de los ajustes presupuestarios y la austeridad republicana se termina, y no habrá más recurso para dar cobertura a los programas del gobierno federal en los próximos años, y que consisten, básicamente, en regalar dinero.

Tampoco expresó nada acerca el llamado desde dentro de Morena y proveniente de la Cámara de Diputados, en voz del Alfonso Ramírez Cuéllar, quien lleva semanas pidiendo la aplicación de medidas contracíclicas que reactiven la economía nacional.

El legislador le mando el mensaje a Urzúa y se lo repitió a Herrera el día que fue ungido como secretario de Hacienda, pero nadie ha hecho acuse de recibo, o por lo menos no públicamente, lo que sería un respiro a para los sectores económicos del país.

Ya se sabe de subejercicios importantes en varias dependencias, que no pueden o no quieren comenzar a ejercer el gasto y que ya ha impactado en el comportamiento económico nacional.

Herrera tiene demasiado poco tiempo para maniobrar y evitar apenas la recesión económica, la buena noticia es que está en el lugar donde podría lograrlo.

La mala para él y para el país, es que tiene enfrente a un Presidente obcecado con las formas, sus ideas, y sin siquiera prestar atención a los consejos y señales distintas a su pensar.

Piquete de ojos

La aprobación de la iniciativa en el congreso de Baja California para que el periodo de gobierno del gobernador electo, Jaime Bonilla, pase de dos a cinco años, ha desatado condenas tanto dentro como fuera de Morena, y de prácticamente todos los sectores de la sociedad.

Al interior del partido en el poder, mucho se decía que la lideresa Yeidckol Polevnsky se iba por la libre sin tener el respaldo del líder máximo de Morena, es decir, López Obrador.

Sin embargo, ha quedado evidenciado que actúan en contubernio, pues lejos de mandar una condena al acto, el Presidente se ha limitado a capotear los señalamientos de que es un ensayo para su propia permanencia indefinida en la Presidencia.

Pero una condena fuerte y contundente, jamás.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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