Alberto Cuenca
A mediados de febrero, cuando Claudia Sheinbaum anunció la licitación pública internacional para adjudicar el contrato de construcción de la línea 1 del Cablebús, un diputado local de esos afines a la 4T me comentó con mucha seguridad que todo estaba armado para asignar la obra a la empresa Gami.
En esa charla le argumenté al legislador que quizás estaba equivocado, pues la jefa de gobierno había señalado que la empresa ganadora debía demostrar amplia experiencia en la edificación de teleféricos y Gami podrá tener experiencia en construir muchas cosas, menos ese tipo de transporte.
Con su mirada el diputado me tachó de iluso. Recordó primero que las autoridades capitalinas establecieron reglas para permitir que las empresas concursantes pudieran aliarse, formar consorcios para presentar propuestas técnicas y económicas y así reunir en conjunto los requisitos que les exigía el gobierno local.
El diputado de la 4T también me puso a hacer memoria sobre los antecedentes de Gami y los sambenitos que se le cuelgan al dueño de esa compañía, Manuel Muñozcano.
Gami Ingeniería e Instalaciones edificó hace tres sexenios los segundos pisos del Periférico, cuando Andrés Manuel López Obrador era jefe de Gobierno de la Ciudad y Claudia Sheinbaum la secretaria del Medio Ambiente.
Desde entonces, Muñozcano lleva la carga de ser identificado como uno de los empresarios favoritos del político tabasqueño.
“Hay que regresarle a Muñozcano el favor de haber respaldo la campaña de 2018”, dijo este legislador, quien también recordó que al asignarle la obra del Cablebús, al empresario se le compensa el agravio que significó haber cancelado el aeropuerto en Texcoco, donde Gami tenía importantes contratos de obra.
En una maniobra bien calculada, Gami aprovechó ahora la posibilidad de armar un consorcio y concursar por el contrato del Cablebús, la obra insignia del gobierno de Sheinbaum.
Desde que se lanzó la convocatoria para la licitación pública y luego la invitación restringida, ambas declaradas desiertas, Gami se alió con la empresa austriaca Doppelmayr, ésta sí con amplia experiencia en la edificación de teleféricos a nivel internacional.
Llama la atención que desde la licitación pública, el consorcio de Doppelmayr y Gami presentó la oferta económica más costosa de entre todas las firmas concursantes.
Su oferta inicial fue por 4 mil 89 millones de pesos, es decir mil millones de pesos superior a la inversión que fijó el gobierno de Sheinbaum.
Sin embargo, la semana pasada cuando se asignó por adjudicación directa el contrato de la obra, Doppelmayr y Gami presentaron como por arte de magia la oferta más económica, por 2 mil 925 millones de pesos.
Fue por esa razón, es decir, haber presentado la oferta más baja, que al consorcio se le asignó la semana pasada esta obra, con la posibilidad de tener también los contratos para edificar otras tres líneas del Cablebús que se crearán durante este sexenio.
Si nos vemos un poco conservadores en los montos y si cada nueva línea del Cablebús costara aproximadamente 3 mil millones de pesos, Gami podría obtener durante el gobierno de Sheinbaum contratos superiores a los 12 mil millones de pesos.
La semana pasada y aún desde antes, la jefa de gobierno ya había dejado abierta la posibilidad de que los siguientes contratos para las otras líneas del Cablebús se asignen por invitación restringida o adjudicación directa.
En mayo, la mandataria expuso que no tiene caso licitar si son las mismas empresas las que van a concursar y son las únicas que tienen experiencia mundial en la edificación de teleféricos como medio de transporte masivo.
Recordemos que además de la línea 1 del Cablebús que conectará el paradero de Indios Verdes con Cuautepec, el gobierno de Sheinbaum edificará la línea 2 en Iztapalapa para conectar la Sierra de Santa Catarina con el Metro Constitución de 1917. Otra línea conectará el Ajusco medio en Tlalpan con el Metro Universidad y una más enlazará las barrancas de Santa Fe con el Metro San Antonio.
¡Vaya que se le debe mucho a Muñozcano!
