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LA MANO QUE MECE LA CUNA / La caída de Batres

En lugar de pedir esquina y tratar de rescatar algo para sumarse a los ganadores en el segundo año legislativo, Martí fue a llorar a la Comisión Nacional de Honor y Justicia de Morena, órgano al que pidió anular la elección interna del grupo parlamentario.

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Adrián Rueda

Acostumbrado a conseguir a través de actitudes porriles lo que se propone en el ámbito político, Martí Batres Guadarrama se encontró con la horma de su zapato en el Senado, donde un experimentado Ricardo Monreal se lo engulló enterito.

A pasar de que desde le principio sabía que le habían concedido solamente un año al frente de la Mesa Directiva de la Cámara Alta, el ex integrante del CEU universitario quiso jugar a las vencidas con su coordinador e intentó repetir en el cargo.

Todavía Monreal le corrió la cortesía de avisarle que en su lugar iba a proponer a una mujer, como para darle chance de que se bajara por su voluntad, negociara una posición y no se expusiera a sufrir una aplastante derrota: no escuchó.

Pero Martí, como todo ambicioso vulgar, se sintió apoyado por la nomenclatura que en Morena encabeza la presidenta Yeidkol Polenvsky y su séquito de radicales; sabido es que odian con odio jarocho al coordinador de su bancada en el Senado.

Aprendiz de grillo, Martí cabildeó su reelección al interior del grupo parlamentario de su partido, y seguro estaba de obtener los votos necesarios que le permitirían reelegirse en el cargo por al menos otro año más.

Ya se veía por primera vez junto al presidente de la República, desde el balcón de Palacio Nacional, dando el grito la noche del 15 de septiembre, y un día después observando el desfile militar como representante del Senado.

Nada de eso se le concederá, porque fue el único que no entendió que cuando llegó a la curul el año pasado, Monreal ideó una estrategia para entretenerlo en la Mesa Directiva un rato, mientras él se apoderaba de la fracción y amarraba acuerdos con las demás fracciones.

Por eso cuando el mes pasado llegó la hora de la votación interna, su coordinador le aplicó el viejo truco de incluir entre los electores a los integrantes de la fracción aliada del PES, con lo que se juntaron los votos suficientes para dejarlo fuera.

Además, el zacatecano no sólo se conformó con proponer a una mujer, Mónica Fernández, sino que además es tabasqueña, paisana precisamente del presidente de México.

Conociendo que Martí siempre piensa con las tripas, por lo que es bastante predecible, Monreal lo dejó que se soltara en su contra y en contra de sus propios compañeros de bancada, con lo que ese mismo día cavó su tumba.

En medio de la cólera y del ardor por haber sido derrotado, Batres acusó a sus compañeros de haber aceptado cañonazos de dinero de parte de su coordinador, a quien calificó como un acomplejado y lo acusó de ser un factor de división al interior de Morena.

Al final quien exhibió todos sus complejos y quedó como factor de división fue el propio Batres, que sufrió un revés más cuando los coordinadores de las demás fracciones hicieron público su apoyo a Fernández como nueva presidenta del Senado.

En lugar de pedir esquina y tratar de rescatar algo para sumarse a los ganadores en el segundo año legislativo, Martí fue a llorar a la Comisión Nacional de Honor y Justicia de Morena, órgano al que pidió anular la elección interna del grupo parlamentario.

Tras unos días de reflexión, la comisión dominada por la nomenclatura morena enemiga de Monreal dio su veredicto, dictaminando que la elección interna para la presidencia de la Mesa Directiva del Senado había sido ilegal y ordenó su reposición.

Como sabía que si se presentaba de nuevo a una elección interna iba a ser barrido por completo, Batres dijo que se retiraba de la contienda, pero que le bastaba haber la “victoria moral” que le daba su partido.

Por supuesto que la resolución partidaria de repetir la elección fue bateada por los senadores de todas las fracciones, e incluso el propio Monreal y la tabasqueña Fernández impugnaron ese dictamen ante el Tribuna Electora del Poder Judicial de la Federación.

El tiro estaba cantado y el zacatecano no iba a permitir que su enemigo obtuviera una salida digna y que el resto de los legisladores quedaran en entredicho.

Entonces le dio la puntilla a su débil enemigo, por aquello de que lo que no mata fortalece, y los mejor era impedir que Batres se parara del suelo.

L decisión de los magistrados llegó y fue unánime: el dictamen emitido por Morena en contra del proceso interno de su bancada en el Senado quedaba anulado, por la sencilla razón de que ningún partido puede meterse en las decisiones internas del Poder Legislativo.

De un plumazo el TEPJF le quitaba a Martí su “victoria moral”, cambiándosela por una derrota monumental, pero el ex ceuísta todavía escribió en su twitter que los magistrados no habían entrado al fondo del asunto, por lo que había ganado.

A estas alturas, si en serio se siente vencedor, deberá estar haciendo cuentas de lo que ganó, porque ya no tiene la presidencia de la Mesa Directiva y es menos que un senador raso, pues ni siquiera una comisión preside.

Ahora, además de mal perdedor, quedó marcado como un pésimo compañero de bancada al que no se podría confiar ni una pluma, porque con esa misma es capaz de firmar una traición.

De presidir el Senado pasó a ser un apestado que no sólo es mal visto en la Cámara Alta por todas las fracciones, sino que también desde el gobierno federal recibe las malas vibras, ya que puso en peligro la operación legislativa a las iniciativas importantes de El Peje.

Incluso ya se convirtió en alguien incómodo para quienes eran sus aliados, pues en caso de que continúen a su lado, igual pueden ser relegados en las decisiones importantes o, lo que sería peor para ellos y les dolería más, de la repartición de las jugosas prerrogativas.

Ni modo, Batres se quiso pones con Sansón a las patadas y fue pateado; o más claro: quiso ir por lana y salió trasquilado.

Al menos ya no tiene que fingir que es austero y llevar su tupper con comida, ahora tendrá tiempo de sobra para ir a la cantina o a un restorán, pues su presencia en el Senado será poco relevante.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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