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Pluma Invitada

Desequilibrio mental debe atenderse desde niño

El mensaje lleva destinatario

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Luis Repper Jaramillo

Cito una propuesta que presentará a la Cámara de Senadores su líder, el morenista Ricardo Monreal Ávila, para modificar el Artículo 73 de la Ley General de Salud, que pretende garantizar (¿qué no existe, Ricardo, quieres enmendarla?) la protección de los derechos humanos de los “menores” con problemas mentales, psicológicos.

En su análisis el zacatecano y miguis, miguis de López Obrador, argumenta quela atención temprana de la salud mental resulta de vital importancia, porque los trastornos conductuales de la infancia pueden llegar a perpetuarse en la vida de la persona (fin de la cita).

Dos años después, Ricardo, quieres proteger a tu miguis, se te ocurre el tema, ¿no es demasiado tarde? digo. Pues alguien en tu primer círculo de amigos necesita ayuda profesional, porque no ha sabido asimilar, controlar y canalizar para bien el poder que le dieron más de 30 millones de votos, y su estado mental deja mucho que desear.

Voy al inicio de la propuesta, para regresar a las consecuencias de no atenderse a tiempo.

El Senador sostiene que la reforma tiende a que las instituciones de salud y los gobiernos estatales fomenten la atención médica de personas en riesgo de sufrir trastornos mentales y evitar su internamiento involuntario como recurso para el tratamiento. Porque sólo se aísla, esconde al enfermo, separándolo de la sociedad contra su voluntad.

La salud mental, insiste Monreal Ávila, es considerada un componente esencial para el pleno goce del derecho a la salud y se encuentra determinada por múltiples factores como el social, familiar, ambiental, laboral, biológico, y desde luego las enfermedades.

Según la Organización Mundial de la Salud, existen a nivel global aproximadamente 450 millones de personas que sufren algún trastorno mental o del comportamiento (aquí en México miles de políticos están en ese récord, sobre todo lo que huele a Morena y T4a).

Y ¿diga si no? Quien se erigió como Mesías, Presidente Legítimo, como “el segundo presidente mejor evaluado del mundo”, como la persona que un fetiche, un “detente”, una estampita religiosa lo protege de Coronavirus, etc. Estas manifestaciones de soberbia obedecen a sujetos megalómanos, narcisistas, de complejo de superioridad. Una ¡patología psicológica!

¿En qué consiste lo que padece el miguis, miguis? enfermedad o trastorno mental que afecta e impacta su pensamiento, sentimientos, estado de ánimo y comportamiento. Puede ser ocasional o duradero (crónicos). Afecta su capacidad de relacionarse con los demás y funcionar cada día. Justamente, cada mañanera o en discursos públicos, redes sociales, manifiesta su pésimo estado de ánimo al injuriar, denostar, acusar al pasado (PRI y PAN) del desastre que mantiene a México en el caos, pese a que ya tiene 2 años 2 meses en Palacio Nacional.

Esa actitud es disfuncional, no acorde con el cargo público por el que cobra (coordinador de México… porque no gobierna), que le impide ejecutar las obligaciones conferidas en la Constitución, en favor de los mexicanos, cosa que no hace, sólo favorece a los suyos, su círculo de amigos.

Siento que Monreal Ávila se inspiró en su jefe y titiritero, para buscar una enmienda a la Ley de Salud, luego de ver durante dos años la actuación y personalidad de Andrés Manuel e imagina que ese trastorno viene desde la infancia y sobre su adolescencia, cuando fue actor directo (pasivo o activo) en la muerte de su hermano José Ramón, quien cayó al piso luego de escucharse una detonación de arma de fuego. Eran jóvenes ambos. Sucedió en junio de 1969, en su natal Tabasco, que seguro impactó psicológicamente en Andrés Manuel, por ser testigo presencial de la tragedia.

De ahí la motivación de Ricardo, para escribir en su propuesta queen caso de que algún infante requiera internamiento por algún trastorno mental (tal fue el caso) o del comportamiento (también fue el caso) se deberá notificar a sus padres, tutores o quienes ejerzan la patria potestad, así como a la Procuraduría de Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (tal fue el caso) que correspondaSituación que no sucedió en 1969 y el trauma permanece.

Las frases “en política lo que parece es” “en política no hay casualidades”, atribuidas al maestro priista Don Jesús Reyes Heroles, en este asunto lleva jiribilla.

Por eso decía, dos años después no es demasiado tarde, Ricardo, para buscar una solución “a toro pasado”. Por no tratarse a tiempo este es el resultado. Una justificación no pedida.

¿O quiere decirnos que perdonemos dislates, ocurrencias, locuras, incapacidad del tabasqueño por padecer trastornos mentales de adolescencia y juventud?

La actitud de López Obrador frente a los problemas que, en dos años, no ha sabido resolver, no habla de una sana mentalidad. Por ejemplo “perdón y olvido” amnistía a sicarios, gatilleros, gavilleros, asesinos de la delincuencia organizada (Ovidio Guzmán López) sentimientos filiales por Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”) y la cercanía divina con Consuelo Loera matriarca del Cartel de Sinaloa, no es una acción razonada, por los miles de víctimas de los cárteles.

Defiende sus derechos humanos, luego de que un sicario masacró familias, hombres, mujeres, ancianos, niños, comunidades.

Qué decir del tema de la pandemia de Coronavirus que, por su indiferencia, soberbia, arrogancia, desinterés al inicio del problema (marzo/abril 2020) desdeño, lo calificó de “simple catarrito”, no pasa nada, etc. pese a que la OMS ya había emitido la alerta, López Obrador invitaba a las familias a salir a la calle, a abrazarse, acudir a restaurantes para reactivar la economía. Hoy el resultado es sabido, millones de contagios y más de 166 mil fallecidos.

Una persona cuerda no suspende, desaparece, medra, esconde los medicamentos oncológicos para niños con cáncer, leucemia y quimioterapias, por la peregrina razón de austeridad republicana, como Andrés Manuel lo marcó desde el inicio de su nefasto y ahora catastrófico sexenio… En enero de 2021, los padres de familia de estos inocentes niños siguen clamando ayuda con los fármacos. Sólo un loco, un trastornado mental puede actuar así y vivir feliz, feliz, feliz… como cree que el pueblo vive.

Esquizofrénico como es, El Peje defiende, atesora, alaba las estupideces, torpezas, fanfarronadas del vocero de la pandemia, el subsecretario de salud, Hugo López Gatell, quien siempre ha desacreditado el uso del cubrebocas, las pruebas anticovid, porque no resuelven el problema de contagios y muertes. En sus informes diarios sobre el índice dice verdades a medias, menciona “sus datos” y desoye las indicaciones de la OMS de conservar la sana distancia, quedarse en casa, no acudir a lugares concurridos, no salir de vacaciones.

Pues bien, el Gato Gatell, fue viralizado paseando en soleadas playas de Oaxaca, sin cubrebocas, comiendo en restaurante playero muy juntito y “fajando” a su novia, en salva sea la parte, sin ninguna medida sanitaria, violando (el vocero de la pandemia) el protocolo mundial contra el virus.

Gatell fue exhibido mundialmente en redes sociales, periódicos, memes, Twitter, etc. y no pasó nada. López lo defendió, como no defiende a la Constitución.

Dos ejemplos de dignidad, moral, responsabilidad, ética de quien aceptando su error al violar el protocolo sanitario, renunciaron a sus cargos por dignidad: Rod Phillips, ahora ex Ministro de Finanzas de la provincia de Ontario, Canadá, fue exhibido vacacionando en playa. Al volver a su oficina, reconociendo su falla, presentó su renuncia, aceptada ipso facto.

El segundo caso, David Clark, ahora ex Ministro de Salud, de Nueva Zelanda, por el mismo error, sin que le pidieran su dimisión, con honradez, entregó a su jefa la renuncia… y se fue.

En México, las cosas no son así.

Por eso hablo de un trastornado mental que no sabe, no puede gobernar el país, porque su obsesión por el poder, durante 19 años (tres candidaturas presidenciales) y su pasado por el hermano muerto lo enloquecieron. Así no se debe gobernar.

¿Qué tercer mensaje le estará enviando Ricardo Monreal Ávila a su miguis, miguis con aquello de la enmienda a la Ley General de Salud, para atender en el primer síntoma de trastorno mental a un niño, adolescente, joven sin internación, para que luego de 52 años no ande suelto por ahí como esquizofrénico?

Ricardo, entiendo. El mensaje lleva destinatario

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