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Pluma Invitada

Hablemos de democracia

Un día oscuro para la democracia y para la libertad en el mundo.

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Mucho se dice sobre la democracia, pareciera como si fuera un concepto ampliamente dominado por la gran mayoría de las personas, la elección de nuestros gobernantes mediante comicios generales cada cierto número de años, sin embargo, la democracia conlleva mucho más que solo salir a votar, es un estilo de vida, es una visión de la realidad, es algo profundo y abstracto, concreto y poético al mismo tiempo. En esta ocasión debemos referirnos a la democracia no como se concebía hace más de dos milenios en la antigua Atenas, sino con el nacimiento de la primera democracia moderna en 1776, los Estados Unidos de América.

La declaración de independencia de las trece colonias americanas supone, junto con la Revolución Francesa, el mayor giro histórico de la era contemporánea, los Estados Unidos son el primer país en adoptar los ideales de la Ilustración y el liberalismo, la constitución como medio de limitación al poder rompe con los paradigmas monárquicos y absolutistas que se practicaban hace siglos. Sin lugar a dudas, es el nacimiento de la democracia moderna, es la adopción por parte de occidente de un sistema político, económico y social liberal que perdura hasta nuestros días. Aquí radica la relevancia de Estados Unidos como la más antigua y más fuerte democracia del planeta, su peso histórico ha marcado el rumbo a seguir por gran parte de las naciones del planeta.

Lo acontecido en días recientes con la toma del Capitolio, sede del poder legislativo de Estados Unidos, por parte de simpatizantes del aún presidente Donald Trump es una vergüenza y una pena para todas las democracias del planeta, es un reflejo del desgaste institucional en muchos países, es un reflejo del sentir popular y de las promesas no cumplidas del sistema dominante, es un reflejo de los peligros del populismo y  la demagogia, es un reflejo de la división, la polarización, el odio y el resentimiento. Todo esto nos muestra una imagen clara de que hasta en la democracia más fuerte del planeta es posible desestabilizar al poder, que los líderes autócratas son capaces de todo con tal de conseguir sus cometidos, aunque estos atenten contra la libertad y la voluntad popular. La democracia es algo que se construye día con día, es nuestro deber protegerla y fortalecerla, no es algo inmóvil que debemos dar por sentado.

Los símbolos y las señales pesan, como dijo el Senador Chuck Schumer, líder de la mayoría en el Senado, se profanó el recinto de la democracia, se atentó contra el estado de derecho y aquello dejará una mancha sobre la dignidad y la reputación de los Estados Unidos. Provocadores e insurrectos obligaron a que se terminara la sesión conjunta del Congreso para la certificación de Joe Biden como el 46° presidente de la mayor potencia en la tierra, el servicio secreto tuvo que evacuar al vicepresidente Mike Pence, se rompieron ventanas y se vandalizaron oficinas, hubo saqueos, ingresaron a los recintos del pleno del Senado y la Cámara de Representantes, incluso, murieron 5 personas por los enfrentamientos. Una escena inédita, un hecho sin precedentes, un intento de golpe de estado orquestado por el presidente de Estados Unidos contra Estados Unidos, no caben las palabras para darle significado a lo ocurrido. Un día oscuro para la democracia y para la libertad en el mundo.

Donald Trump, independientemente de los resultados económicos y de un balance general de lo alcanzado en cuatro años, marcará la historia de Estados Unidos para siempre, es el rostro fiel de la decadencia de occidente, del desgaste del sistema económico y político, de la división y odio que vive en el seno de la Unión Americana, será recordado como el presidente que casi destruye la esencia norteamericana. El daño será duradero, la cicatriz seguirá ahí, pero de verdad espero que no se vuelva a repetir un líder tan antiamericano como Donald Trump.

A unos días de la inauguración de Joseph Biden y Kamala Harris como presidente y vicepresidenta de Estados Unidos, solo queda reflexionar sobre lo sucedido y trabajar duro por aquellos que han sido olvidados o excluidos, aquellos quienes no tienen voz ni voto, Estados Unidos debe seguir siendo el líder del mundo, todos nosotros compartimos el mismo sistema de valores, amor profundo a la democracia y a la libertad. Que Dios bendiga al presidente electo y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.

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