Quienes creían que con la marcha que miles de simpatizantes de Morena realizaron el sábado para reprobar sus decisiones sobre las candidaturas a alcaldes en la CDMX, Claudia Sheinbaum y sus aliados la habían librado, se equivocan.
Y quien lo dude puede preguntar en los tribunales electorales, que desde el mes pasado recibieron al menos 32 impugnaciones contra el proceso selectivo del partido, en las que se pide la reposición de la elección interna, pues nadie cree que se hayan hecho las encuestas.
Los afectados han pedido información sobre los supuestos sondeos que Morena afirma haber hecho para tomar sus decisiones y no han encontrado el menor indicio que demuestre su realización.
Las impugnaciones pudieran ser más, pues, aunque la marcha sabatina le fue cargada al alcalde de Cuauhtémoc, Néstor Núñez, en realidad se vieron morenistas de Xochimilco, Tláhuac, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón y, por supuesto, Venustiano Carranza.
La marea está creciendo y, a pesar de que los inconformes saben que es muy difícil que su partido cambie de opinión —tienen hasta el 15 de marzo—, están decididos a hacerle un hueco a los candidatos impuestos, a fin de que no ganen.
El asunto no sólo ha quedado en amenazas, pues ya hay reuniones con representantes de la alianza PRI, PAN y PRD para ir con ellos y hacer que los representantes de Sheinbaum se queden en la orilla.
Por supuesto que la derrota inicial sería para los candidatos, pero, al final, la gran perjudicada sería la propia jefa de Gobierno. Como son decisiones que tomó a su entera voluntad, será ella quien cargue con el fracaso, en caso de que se dé.
Porque si pensaba que las inconformidades las podía arreglar ofreciendo candidaturas a diputaciones o puestos de segunda en el gobierno capitalino, la funcionaria está muy equivocada; no les serán aceptadas las ofertas.
Muchos prefieren jugársela con la oposición, sin salirse de Morena, en espera de ver cómo terminan las intermedias y se puedan ir visualizando hacia 2024, porque no hay que olvidar que Claudia no es la única que aspira a verse en la boleta presidencial.
También están Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, entre algunos otros, a los que ven con muchas más posibilidades de ser abanderados, pues en determinado momento su panorama se puede abrir más allá de Morena.
A estos personajes no les espantan las alianzas y no tendrían problema en buscarlas con las otras fuerzas, contrario a Sheinbaum, cuya única palanca es ser la niña consentida de YSQ.
En su primer examen —la organización de las elecciones intermedias en la capital— no sólo riega el tepache, sino que se le resquebraja el partido. La operación se le fue de las manos y, a menos de que ocurra un milagro, perderá más de lo que actualmente tiene.
Por lo pronto, tiene a los morenistas protestando en las calles en contra de sus propios candidatos, y a un ejército de abogados en los tribunales, cuestionando el proceso interno de selección de candidatos y poniendo en tela de juicio las encuestas con las que se eligió a los ganadores.
Cada vez son más fuertes los rumores de que Héctor Ulises García dejará pronto la coordinación de Morena en la Ciudad de México, toda vez que el proceso para sacar las candidaturas capitalinas ha sido un verdadero desastre. Si bien él y Claudia han sido muy cercanos en la lucha política, dicen que en los últimos tiempos son constantes los gritos como forma de comunicación. La situación está tensa y todo el mundo la percibe.
