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Economía para Principiantes

El trabajo desde casa ¿Amenaza u oportunidad?

En promedio, todos aquellos que trabajamos en esta ciudad, perdemos tres horas al día en transportarnos.

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Entre otras consecuencias que nos dejará la pandemia, sufriremos un cambio radical en el mercado laboral en el mundo.

La reclusión obligatoria para salvaguardar la salud, impulsó el trabajo a distancia y el uso intensivo de las tecnologías de la información para cumplir con las tareas asignadas. Ese modelo, incluso comenzó a desarrollarse en algunos países nórdicos desde antes de la pandemia, ya que en la medida en que la gente evite perder el tiempo en los traslados desde y hacia la oficina, su calidad de vida mejora, y los costos administrativos para las empresas, disminuyen significativamente, es decir, un modelo ganar-ganar para todos. Sin embargo, en el caso mexicano, son muchísimas las dudas al respecto. Pensemos en la administración pública.

El hecho de que hayan sido enviados a sus hogares miles de burócratas, con el compromiso de que trabajarían desde casa, ha dejado en evidencia que tenemos un gobierno sumamente obeso, pues en los hechos, muchísima gente no cuenta con asignaciones específicas o indispensables, además de que una inmensa mayoría del personal no cuenta con los elementos técnicos necesarios para el trabajo a distancia. En la iniciativa privada, las cosas pueden ser un tanto diferentes, ya que las reglas también lo son. En sentido inverso a la administración pública, los negocios particulares han descubierto un nicho de oportunidad que podría serles de gran beneficio.

Cada trabajador, genera costos adicionales al salario, muchos de los cuales podrían reducirse sustancialmente si disminuyen las plantillas de personal cuya presencia física es indispensable, pero queda claro que toda crisis trae consigo también un horizonte de oportunidades. Trabajar desde el hogar puede repercutir positivamente en la calidad de vida de las personas. En promedio, todos aquellos que trabajamos en esta ciudad, perdemos tres horas al día en transportarnos, y si eliminamos eso, tendríamos más tiempo para la familia, para el deporte, o para cualquier actividad lúdica.

Desafortunadamente, y siguiendo un principio económico básico, en donde alguien gana, necesariamente alguien pierde. Un estudio reciente realizado por “The Partnership for New York City”, arrojó un dato muy significativo: a un año de la pandemia, únicamente 10 por ciento de los empleados de las oficinas de manhattan, han regresado a sus labores presenciales. Ese mismo estudio, pronostica que, a finales de año, cuando la gran mayoría de la población se encuentre vacunada, regresarán a sus puestos de trabajo presencial, un 45 por ciento de los trabajadores respecto al año anterior.

Ese fenómeno ha golpeado severamente al negocio de la renta de oficinas, ya que, en la actualidad, existe una disponibilidad de 80 por ciento de espacios en renta, y, por ende, una reducción en los costos por la dinámica de la competencia, lo que adicional al golpe a los propietarios de esos espacios, significará una menor recaudación de impuestos, lo que no es conveniente para la hacienda pública. Seguramente existen muchas otras variables y alternativas que no consideramos aquí, pero estamos seguros de que este tema ocupará un espacio importante en la agenda pública de los próximos meses.

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