Por mas que sea controvertido y criticado; por mas que sea cierto que su utilidad resulta
marginal para medir los niveles de bienestar de la población; por mas que repitamos varias veces al día que se trata de un instrumento obsoleto y hasta caduco, el Producto Interno Bruto (PIB), es el instrumento mayormente aceptado por todos los científicos sociales del mundo que sirve para poder medir el tamaño de cualquier economía. Resulta un poco similar a la democracia; tal vez no sea el mejor sistema político, pero si es el mejor que tenemos hasta ahora.
Los economistas debaten sobre el PIB; los políticos hablan del PIB; los periodistas escriben sobre el PIB, pero en su gran mayoría, desconocen la forma en que se mide, y mucho menos, los conceptos que lo integran. Repasemos un poco el tema.
La fórmula que la gran mayoría conocemos es PIB≈C+I+G+(X-M), lo que se traduce en una suma simple, por lo que el aumento o la disminución de este, depende de los factores que lo integran, No es necesario ser un conspicuo economista para darse cuenta de que, si
mezclamos 500 gr de harina con 500 ml de leche, 500 gr de huevo, 500 gr de azúcar y 500 gr de polvo para hornear; jamás obtendremos un pastel de 50 kilos. Puede resultar muy ordinaria la comparación, pero es lo más sencillo que se nos vino a la mente.
Regresemos a la fórmula: la letra C hace referencia al consumo de bienes y servicios finales que hacemos los particulares en nuestro territorio nacional. Desde lo que compramos en un OXXO, hasta las grandes compras que hacen muchas empresas. Es evidente que, si tenemos más dinero, consumimos más, y esa es una de las lógicas de la política gubernamental al repartir los apoyos sociales: que todos los mexicanos traigamos un peso en la bolsa que nos permita consumir lo elemental para mejorar nuestro bienestar personal.
La I se refiere a la Inversión y constituye un elemento esencial para examinar el crecimiento, debido a que es lo que incrementa la capacidad productiva de cualquier economía, lo que conocemos como efecto multiplicador. Hace unos días, el presidente anunció un importante crecimiento de la inversión extranjera en nuestro país, y el paquete económico para 2022, considera un aumento igual de importante en la inversión gubernamental, por lo que este factor, crecerá significativamente el próximo año.
En el mismo sentido, la G representa al Gasto Público, el cuál será significativamente mayor en 2022 que en los años anteriores.
La resta de X-M no es otra cosa que la diferencia entre lo que exportamos y lo que
importamos. Nuestros saldos positivos con los Estados Unidos seguirán constantes. A ello hay que agregar que las remesas son contabilizadas como exportaciones, y si recordamos, las mismas han ido en aumento mes a mes durante los últimos años.
Por todo lo anterior, no es difícil predecir que, en efecto la mesa está servida para el
crecimiento del PIB en 2022, lo que no significa, de ninguna manera que eso representará
un mayor bienestar para todos, como nos lo ha señalado muchas veces el presidente de la
República.
