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ENCUESTAS QUE NO SIRVEN II: CÓMO INTERPRETARLAS

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¡¿Te has preguntado por qué las encuestas levantadas los meses anteriores a la elección, generalmente no le atinan a los resultados?!

Aquellas que se acercan un poquito más al resultado final son las que se publican al ultimísimo momento, en el minuto 44. Y frecuentemente, hasta ésas se equivocan.

De acuerdo al investigador, Malcom Gladwell, tras décadas de análisis científico, las respuestas de los encuestados requieren de una interpretación certera, una interpretación inteligente.

Todo parece indicar que encuestar debería de ser algo más parecido a una vocación, a un arte, que a un “business” pa’ sacar lana, pues se necesita un talento muy particular para aproximarse a la comprensión de la psique humana.

Conforme más avanzamos en el tiempo, más descubrimos lo compleja que es la mente. Si bien durante siglos se pensó que el ser humano sabía lo que quería, ahora se descubre que la gran paradoja es que no sabemos a ciencia cierta lo que buscamos en esta aventura fascinante e intrigante llamada vida. He conocido multimillonarios y aclamadas actrices, que tuvieron todo lo que el imaginario colectivo hubiese soñado tener: dinero, fama, reconocimiento, joyas, arte, sexo, propiedades… Al final de sus vidas murieron insatisfechos y arrepentidos por el camino que eligieron.

“No sé porqué lo hice”, se ha convertido en una contestación de lo más cotidiana a la hora de poner el cuerno, copiar en los exámenes o sacar el bat para destruirle el parabrisas a un taxista. ¿Será más frecuente la frase: “No sé porqué lo hice” o la frase “Sí sé porqué lo hice”? A ciencia cierta, no sabemos por qué nos casamos con la persona que voluntariamente elegimos; no sabemos porqué escogemos una profesión; no sabemos porqué votamos por un gobernante.

Se ha visto en los juicios de Núremberg, a Nazis (en su sano juicio y sin ningún padecimiento mental) contestar que desconocían la causa de su propio actuar, al exterminar judíos.

Lo mismo sucede al hacer uso de la lengua y de la expresión. Cuántas veces decimos cosas que no queríamos decir. Cuántas veces dicen niños a sus padres, cónyuges a sus cónyuges y hasta amos a sus mascotas: TE ODIO!! Y a final de cuentas, no sabemos porqué le dijimos eso a la persona (o al cuyo) que más queremos. Bueno, pues se ha descubierto que lo mismo sucede a la hora de contestar una encuesta.

Malcom Gladwell, Timothy D. Wilson y una serie de académicos y psicólogos se han dedicado a analizar a fondo el inconsciente adaptativo para evitar que los pequeños trucos que nos juega la mente interfieran al responder un sondeo, ocasionando muchos daños.

Una compañía refresquera internacional modificó su nombre, su logo y el contenido de su producto, cayendo en la peor crisis de su historia, debido a que los encuestadores no supieron preguntar ni interpretar, correctamente, la voluntad del público. De acuerdo al libro Blink, ciertos encuestadores reprobaron productos como el modelo Edsel, de Ford; la silla Aeron, diseñada por Herman Miller, o los programas televisivos All in the Family y The Mary Tyler Moore Show de CBS, los cuales resultaron ser éxitos contundentes en el mercado.

Según Gladwell, generalmente, los encuestados no saben entender sus propias emociones con respecto a sus preferencias. Cuando los encuestadores generan resultados equívocos para la Iniciativa Privada, su futuro no es prometedor, como fue el caso de los encuestadores que generaron pérdidas multimillonarias a la refresquera internacional. Sin embargo, en el ámbito público, a los encuestadores que se equivocan no parece pasarles nada.

Para la elección presidencial venidera, son varias cosas que están haciendo mal las casas encuestadoras, además de contratar a los odiados “call centers” telefónicos, que incurren en una absoluta intromisión a la privacidad, para vender desde una tarjeta de crédito hasta un boleto de avión y ahora para preguntar sobre las preferencias electorales. También está mal que tomen sus muestras estadísticas del universo total de adultos mexicanos, mientras que deberían de establecer mecanismos para incluir únicamente a los más propensos a votar.

En la última elección presidencial, fue de sólo alrededor de la mitad de la población. Las encuestas se deben realizar cara a cara por un encuestador profesional, debidamente entrenado, para generar confianza y empatía. En vez de formular la burda pregunta de por quién vas a votar; para evitar los trucos de la mente, se debería más bien preguntar: ¿Cuál de los candidatos preferirías que adoptara a tus hijos? ¿La educación de cuál de los candidatos desearías tener? ¿En realidad crees que un político puede transformar sustancialmente tu vida?

El día en que tengamos casas encuestadoras que desarrollen un sistema que se aproxime algo que verdaderamente suceda el día de la elección habremos dado un gran salto en nuestro proceso democrático como nación.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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