Por La Mafia en el Poder
La comunidad chilena en México se compone en su mayoría por mujeres y hombres que dejaron su país tras el cruento Golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de Salvador Allende.
Lo que pensaron sería transitorio se convirtió en una larga noche que al final les hizo pernoctar su vida en tierras mexicanas, sobre todo en lo que ahora es la Ciudad de México.
Otra parte del exilio lo componen sus hijas e hijos, crecidos o nacidos en territorio nuestro; su composición social les permitió integrarse a la vida mexicana sobre todo en la academia.
Las universidades e instituciones educativas se nutrieron de la intelectualidad chilena, de su cultura, de su música, y de su rechazo a los militares golpistas por cuya traición y crimen contra Allende, México rompió relaciones en 1974 y las restableció hasta 1990.
Ética, mística, democracia, esperanza, son principios que se conjugaron en su diario convivir con mujeres y hombres mexicanos de todas las edades.
Ávidos lectores de diarios y libros, cálidos en su trato con quienes les dio cobijo, se identifican por su peculiar acento de un español mal hablado.
El domingo pasado durante una reunión con chilenas y chilenos, de edad madura, de quienes optaron por echar raíces y no regresar a su país, y con jóvenes hijos suyos e incluso nietos.
Al compás del vino tinto y las empanadas, el pastel de choclo y unos “barros luco” (especie de sándwiches con un corte de carne, atiborrados de mayonesa, palta –aguacate—y jitomate), los temas de política de su patria y de su patria adoptiva, México, entraron a la conversación.
Más de uno arqueó las cejas cuando surgió el nombre de Mauricio Toledo, el famoso Tomate.
Una mujer chilena madura entró en la conversación y dijo: “Como dice el Quilapayún, bueno, modificando la letra, habría que mandarlo pa Caracas al hijo de (…)”.
Se ve que ubican muy bien a El Tomate, porque el ex delegado de Coyoacán y ahora diputado local del Partido de la Revolución Democrática, hijo de exiliados chilenos, es más motivo de vergüenza que de orgullo para su comunidad.
“Ser hijo de madre y padre chileno no le otorga pasaporte de decencia política. Ahí tienen a su hermano (Nelson, en el IEDF, descubierto y documentado, pidiendo “moches” a trabajadores). Son iguales”, dijo otro, que desde que llegamos se acomodó en la sombra bajo un amplio “ficus” y no soltó su (La) Jornada, toda la tarde.
“¿No tiene cerebro para pensar que lo que hay es una campaña contra (Andrés Manuel) López Obrador”, comentó sobre los videos que exhiben a la aún diputada veracruzana Eva Cadena recibiendo dinero.
Lo que pasa es que ahora el PRD reniega de todo lo que huela a López Obrador, si gracias a él, muchos de ellos llegaron a estar donde están y se han enriquecido brutalmente, corrompiéndose sin pena alguna, acoto yo.
“¡Es un picante levantado de raja!”, agregó en tono fuerte una mujer –dice ella, nativa de donde nace la intelectualidad chilena, Concepción–, y una estruendosa carcajada se escuchó al clamor de “¡Salud, salud!, ¡buena por esa!”.
Con cara de asombro, pregunté: ¿y qué significa? Y las risas más intensas aún, me sonrojaron ante la evidente complicidad suya y mi azoro.
“Una persona ordinaria, picante, cuyo origen no lo va a cambiar por más que ahora tenga ingresos y si son mal habidos, pero, es un levantado de ´raja´, siempre será igual”, me responde.
Lo que no me aclara es que el “raja” es un término popular que alude a las partes íntimas de una persona.
“O para que no se sorprenda amigo mexicano, dice otro, es un ´new rich´, un nuevo rico, el care raja, ése”.
“Parece hijo de ´Paco´, no de exiliados”, concluye otro que se refiere al millonario fraude por desviación de recursos públicos de la hacienda chilena realizado por oficiales de la Policía Militarizada de Carabineros (les dicen “pacos”), para fines personales, compra de autos, viajes, fundos –haciendas–, joyas y demás.
¿Qué culpa tiene el Tomate?, canta el Quilapayún a coro, y cantan todos con otras botellas de Undurraga, un “Don Melchor” de Concha y Toro, por ahí; y otras más abiertas.
La hora cero para la Ley Electoral
Como bien dicen que no hay plazo que no se cumpla, hoy inicia la discusión formal en el pleno de lo que se supone será la nueva Ley Electoral de la CDMX, producto de la recién promulgada Constitución Política capitalina.
La ALFD, en sesión extraordinaria permanente (raro, pero así está desde el 2 de mayo), subirá hoy a tribuna el dictamen y es ahí donde se armará la gorda, pues incluso al interior de las fracciones hay divergencias.
Además de la división interna está el tema de las impugnaciones, que al no haber sido resueltas aún por la Suprema Corte, crean incertidumbre entre los diputados y sus partidos.
En fin, hoy se sube y seguramente se llevará la semana completa para ser aprobada.
*El Irreverente publica de lunes a viernes.
