Desde hace algunas semanas, Manuel Granados, Consejero Jurídico de la Ciudad de México, es blanco de una serie de ataques desde el interior del gobierno de Miguel Ángel Mancera, y se prevé que estos se incrementen conforme se acerque el mes de octubre.
¿Por qué octubre?, pues por la sencilla razón de que la primera semana de ese mes, Mancera dejará la Jefatura de Gobierno para buscar la candidatura presidencial de 2018, y tendrá que decidir quién se queda a cerrar su administración el último año.
Aunque el consejero jurídico de la capital ha dicho que le interesa la candidatura al gobierno capitalino para 2018, lo cierto es que más de uno lo ve como sólido candidato a cerrar la actual administración que dejará inconclusa el jefe de Gobierno.
Y como el encargo no es nada menor, desde ahorita empiezan a atacarlo por varios flancos en un intento por debilitarlo y obligar a Mancera a mirar hacia otro lado.
Tiradores hay muchos y en todas direcciones, pero está muy claro que se trata de fuego amigo, propiciado por algún interesado —o algunos— en ocupar la silla el último año de este gobierno, que será vital para configurar el mapa político del 18.
¿Por qué le tiran a Granados en particular?
Una respuesta podría ser que es el personaje mejor acabado de los que suenan para el interinato; tiene la confianza plena del jefe, cuenta con la experiencia política necesaria al haber sido líder de la ALDF y conoce la administración pública.
Los que no lo quieren en el cargo temen que su lealtad hacia Mancera y el conocimiento de temas “escabrosos” que ha documentado desde la Consejería Jurídica les impida meter la mano en la sucesión capitalina, en la que, por supuesto, varias tribus quieren jugar.
Y como es costumbre del jefe de Gobierno hacer cambios en sus equipos antes de renunciar a sus cargos para tomar otra opción, quienes quieren desestabilizarlo han soltado rumores de que es inminente una fuerte sacudida al gabinete.
Claro que la habrá, pero para eso falta aún un poco de tiempo y ésta se dará más cerca al momento de su partida, prevista para después de la segunda quincena de septiembre.
Así lo hizo cuando renunció a la Procuraduría General de Justicia del DF para tomar la candidatura a la Jefatura de Gobierno en 2012. Dos días antes de anunciar su salida, llamó a su equipo más cercano e hizo los enroques.
Así también lo hará aquí, sólo que para ello falta un tiempo. Sólo que alguno de ellos por iniciativa propia decida irse, se concretará algún cambio; no antes.
Mientras tanto, el que tendrá que seguir con la cabeza a ras de piso es Granados, pues los ataques desde el interior del equipo no cesarán, por mucho que Mancera haya demostrado hasta el cansancio que él no hace cambios por presión de nadie, sino porque quiere.
CENTAVITOS… Y ya que sale el tema de los cambios, quizá el único que tendría sentido adelantar es el del procurador Rodolfo Ríos Garza. En los pasillos de la PGJDF se dice que no es porque lo quieran cortar, sino porque evalúa la idea de pelear por un puesto en la Suprema Corte de Justicia de la Nación el año entrante, y está justo a tiempo de separarse de su cargo público para cumplir con los requisitos legales. Si ya se fue Humberto Castillejos de Los Pinos para buscar ser ministro, por qué Ríos Garza no puede aspirar a lo mismo. Claro, con la bendición y apoyo de su jefe, que tendría que exigir un puesto para alguien de su corral, vía el PRD.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/06/20/1170775
