Por Mauricio Flores
De manera paulatina, la polémica por el nombramiento de Manuel Bartlett como director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) parece aminorar en la opinión pública y las redes sociales, pero sigue siendo un factor de incertidumbre entre los participantes en el mercado de energía eléctrica, especialmente entre las compañías privadas que generan 48% del fluido que hasta ahora han tenido señales encontradas por parte del próximo gobierno: por un lado, un presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, que todavía hace unos días atizó contra los generadores privados acusando que “ya se acabó” aquellos “contratos leoninos” con que venden energía a CFE a precios desorbitantes en complicidad con los funcionarios de sexenios anteriores que cerraron, señaló, deliberadamente plantas de la empresa productiva del estado; por otro, un Bartlett quien aseguró no se modificará la reforma energética y seguirán las reglas del mercado y asumiendo que dicha reforma ha funcionado, palabras con las que el añejo político salió al paso a críticas y objeciones hechas por toda las representaciones empresariales, empezando por la Confederación Patronal de la República Mexicana que encabeza el aguerrido Gustavo de Hoyos.
A) Por tanto, parece que Bartlett tomó nota de la realidad eléctrica nacional, pues si bien en su agenda el tema principal es el aumento de la generación de electricidad, sabe que no será nada fácil prescindir de los casi 160 mil gigawatts-hora que generan los particulares, entre ellos Frontera México, Iberdrola, Enel Generación, Eosol Energy de México, Grupo Energético Elan, Energía Azteca X, y EVM Energía del Valle de México. Y que tampoco resulta fácil desplazar a los 12 suministradores de servicio calificado -so pena de provocar un devastador déficit de abasto- de firmas privadas como American Light And Power MX, Bid Energy y Blue Energy and Electricity.
B) No habría tales “contratos leoninos” de privados que abusan de la CFE: a los generadores privados les cuesta en promedio unos 40 dólares el megawatt-hora generado con turbinas movidas por gas y 18 dólares la generada con fuentes renovables; en tanto, a la empresa del estado le cuesta promedio 60 dólares.
C) El cerrar la puerta a los generadores privados, por la sola presunción de corrupción en los precios con que colocan electricidad, implica cerrarle la puerta a uno de sus aliados, el Sindicato Mexicano de Electricistas que encabeza Martín Esparza, quien se asoció con la portuguesa MotaEngil, que lleva aquí Joao Parreira, para explotar activos de la extinta Luz y Fuerza para suministrar energía a la Ciudad de México. También implicaría cerrarle el paso a las nacientes centrales de generación con fuentes renovables (eólica, fotovoltaica, geotérmica) que si bien aportan sólo 1.2% de la electricidad, son un camino que se deberá recorrer ante el creciente impacto de la quema de combustibles fósiles -incluido el gas con el que se origina 71.5% de la oferta eléctrica- en el cambio climático.
D) Regresar al modelo monopólico de una sola empresa productora, distribuidora, despachadora y comercializadora no resultaría la mejor solución para Bartlett. De hecho, en ese modelo de monopolio estatal los precios al público -con todo y subsidios- llegaron a ser hasta 25% promedio arriba de los registrado en Estados Unidos y hasta 73% superiores si se descontase ese subsidio.
Bajo el esquema cerrado, el país llegó a tener un reducido margen operativo (en ocasiones inferior al 10%) que generaba apagones sistemáticos y en consecuencias daño a la actividad industrial, de servicios y hogar. En ese entonces, el combustible básico para generar electricidad era el diésel, cerca de 45% de los insumos totales, con un severo impacto en el precio de la electricidad y no menos sobre el medio ambiente. Esa crisis de suministro previo a la Reforma Energética se resolvió con la creación de la figura de Productos Independientes de Energía, durante la gestión de Rogelio Gasca Neri, para que las grandes compañías industriales y de servicio pudieran autoabastecerse a nivel nacional usando la Red Nacional de Transmisión.
E) La generación de mayor electricidad de CFE, por tanto, pasa por la mejora de su estructura de costos y no por suprimir a sus competidores. Generar más energía sin tener en cuenta el costo de combustibles, infraestructura y financiamiento, provocaría un creciente desbalance financiero. La eficiencia puede iniciar por la mejora de los procesos de licitación de equipos y materiales mediante subastas en reversa y una vigilancia estricta para evitar la colusión entre competidores; una nueva revisión a los precios de compra de energía a generadores privados, aunque el beneficio de ello resultara marginal, pues los precios de los megawatts/hora son públicos semana por semana; en todo caso, sería más útil revisar y comparar la matriz de costos con que CFE y privados generan y distribuyen; invertir en innovación tecnológica para reducir las pérdidas de la red de transmisión, tanto por los “diablitos” como por deficiencias tecnológicas en las líneas de conducción.
Hasta aquí un primer y apretado resumen de las tareas que de manera natural ejecutarían los nuevos mandos de la CFE.
Días de aeropuerto
Ayer, conforme al calendario de Javier Jiménez Espriú, se presentó el dictamen que el equipo de transición en SCT elaboró luego de acceder a un mayor volumen de información (aunque en un muy corto plazo, dada la magnitud de los expedientes) sobre la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México. El dictamen se envió al Colegio de Ingenieros Civiles de México, que encabeza Ascensión Medina, y a la Unión de Asociaciones Mexicana de Ingenieros, que lleva Salvador Landeros, para que el 15 de Septiembre a más tardar presenten sus conclusiones y sugerencias… que en principio son vinculantes, es decir que tomará en cuenta en serio el nuevo gobierno, cuyo directivo para reemplazar a Federico Patiño en la ejecución del NAIM sería Carlos Noriega Curtis.
