Por Erick G. Fierro Alcántara
Hace algunos días, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), dio a conocer el índice de feminicidios cometidos en diversas entidades durante los meses de enero a julio del presente año; las cifras lucen decepcionantes, pero la esperanza, afortunadamente, parece sobrevivir.
El reporte indica que, tan sólo en la Ciudad de México, la tasa de feminicidios se continúa mostrando a la alza, en esta ocasión con 22 decesos que duelen y que deberían alarmarnos, pero mas aún, concientizarnos sobre la importancia de legislar, capacitar y vigilar en favor de su salvaguarda.
Alguna vez, dentro del Senado de la República, escuchaba la entrevista que le realizaban a un senador de la bancada del PRD en el “Patio del Federalismo”, dónde le preguntaban sobre el futuro de la agenda parlamentaria en lo referente a la equidad de género, a lo cúal se limitó a responder: “más leyes para ellas”. En mi mente la respuesta fue casi inmediata: “no se trata de más leyes, se trata de la forma en que se hacen cumplir, los mecanismos e instituciones para vigilar, los elementos para sancionar y por supuesto lo más importante, de voluntad política”
En los debates posteriores de las cámaras, tanto del Senado de la República, como de Diputados Federal e incluso de la Asamblea Legislativa de la CDMX, se replicaba en distintos foros la imperiosa necesidad de activar la “Alerta de Género” en ciertos estados debido al peligro que viven día a día las mujeres en aquellos lugares. La “Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres” -como en verdad se denomina-, se traduce en un conjunto de acciones y mecanismos que instauran los gobiernos en un territorio determinado como una medida emergente para enfrentar y erradicar la violencia feminicida que impida el pleno goce de los derechos humanos de las mujeres; uno de los mejores mecanismos en el mundo, pero que no ha bastado.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ha reconocido que la declaratoria de la “Alerta de Género” es un avance pero no lo es todo, incluso encontramos que en algunos de los estados donde se ha implementado, la tasa de feminicidios no ha disminuido y contrario a ello, ha ido en aumento.
Al día de hoy, dentro de la CDMX, el procedimiento para declarar la “Alerta de Género” continúa en trámite. No se ha avanzado en el tema porque desafortunadamente no todo es la ley, sino como lo mencionaba, su ejecución y la vigilancia permanente de la misma, son cuestiones que tienen que ver más con el compromiso y voluntad política que con la norma misma.
Hace falta voluntad para designar un mayor presupuesto a la causa; hace falta capacitar aún más a quienes se encargan de la clasificación de los delitos, en procurar e impartir justicia; hace falta escuchar a la organización de la sociedad civil y hacerlos partícipes, pues ellos son la última esperanza de justicia para quién fue víctima de un feminicidio.
Como lo mencionaba al principio, aún existe un hilo de esperanza. En estos días, en el marco de la transición de poderes, se han llevado a cabo diversos foros en los que, legisladores electos de la Ciudad de México, de todos los partidos, han mostrado un genuino interés por hacer cumplir una agenda de género basada en la pronta activación de la “Alerta” para nuestra ciudad y en las últimas recomendaciones internacionales que hace algunos meses nos realizara como país el Comité para la Eliminación de todas Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW); que sea su nueva encomienda y labor en honor de todas aquellas víctimas del feminicidio.
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