Por Arturo Páramo / Video: Moisés Corona
La avenida de Los Insurgentes, ya colapsada en su vialidad, tendrá aún más actividad inmobiliaria en los próximos años.
Treinta proyectos en diversas fases de construcción cambiarán radicalmente su fisonomía y movilidad.
Actualmente, miles de personas llegan a laborar a ese corredor cuyo único modo de transporte masivo es la Línea 1 de Metrobús, que ya funciona a su máxima capacidad.
Los 28 proyectos se encuentran en diversas etapas, que van desde la demolición de inmuebles, la excavación, cimentación o construcción, y media docena de predios tapiados y a la espera de iniciar algún proyecto.
Insurgentes ha sido uno de los principales polos de desarrollo inmobiliario en la última década. Tan sólo en 2012, estaban en construcción 20 edificios de oficinas entre Chapultepec y Loreto.
El número de desarrollos no sólo ha crecido sino que se espera que incremente, atrayendo a más trabajadores a la zona que se encuentra saturada en su movilidad, y con su único modo de transporte público trabajando más allá de su capacidad.
De acuerdo con empresas dedicadas a la renta de espacios de oficinas, el costo por metro cuadrado de terreno es un 30 por ciento menor que en Reforma o Polanco, y sucede lo mismo con el costo de los pisos para alquiler.
Eso hace entendible que la cantidad de personas que acuden a laborar o a realizar alguna actividad a Insurgentes se haya incrementado considerablemente, y que se prevea que crezca paulatinamente.
Todos los actores que transitan por Insurgentes viven desde ahora una saturación sin precedente.
Buena parte de los oficinistas deben llegar a pie a sus lugares der trabajo, no por elección sino obligados por la imposibilidad de ingresar al Metrobús.
Y no se trata de accesar a los autobuses, sino a la misma estación, pues hay ocasiones en que la aglomeración es de tal magnitud que los policías se ven obligados a dosificar el acceso a los torniquetes de ingreso a la estación Polyforum, la más congestionada de la línea.
Caminar los dos kilómetros que hay hasta la estación Chilpancingo tampoco garantiza que el viaje a casa en la noche, tras la jornada laboral, será rápido, pues la estación también está rebasada en su capacidad casi a todas horas.
Para Rafael Guarneros, vecino de la colonia Hipódromo, la construcción de los edificios “viola un principio de justicia social en cuanto a la promoción de un desarrollo inequitativo de la actividad económica, pues se afecta a las clases medias, encareciendo la vivienda para compra o renta en la zona de desarrollo, expulsándolos así, a la vez que se afecta a las clases populares de bajos ingresos cuando se aleja el desarrollo de sus zonas de vivienda y los costos de traslado a sus trabajos se elevan”.
En cambio, Mario Alberto Rodríguez del Comité Vecinal Roma 3, considera que “es preferible que se urbanice una vialidad como Insurgentes Sur a que esas inversiones se desarrollen al interior de la colonia, agravando su movilidad, abasto de agua y servicios urbanos, y comprometiendo la conservación de su patrimonio arquitectónico”.
El problema subyace, recalcó el representante vecinal, en que se han autorizado indebidamente las alturas de los edificios que hay sobre la avenida mediante los instrumentos legales de transferencia de potencialidad y de creación de polígonos de actuación.
Así, los despachos de abogados que contratan los desarrolladores encuentran el mecanismo legal para crecer o bien pagan por las firmas de los directores responsables de obras (DRO).
“Dejamos nuestro esfuerzo, tiempo, recursos, a nuestra familia, nuestra vida, por defender esta zona”, expuso Dobrina, actriz de profesión y activista en materia de combate al desarrollo urbano desmedido.
Sólo en contadas excepciones en zonas como Chimalistac, La Condesa o La Florida, por contar con programas parciales les otorgan cierta protección.
El resto de la avenida es terreno sujeto a la habilidad y conocimiento de los abogados de los desarrolladores para encontrar el mecanismo legal que les permita obtener la autorización de más pisos, y a la capacidad de la autoridad para vigilar que todas las construcciones respeten sus permisos o licencias, y evitar que rebasen aquello que tienen autorizado.
