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Investigación

¿Alcaldías sin fondos?

La principal presión que enfrentan, posiblemente la más importante al inicio de sus gobiernos, son las finanzas de las demarcaciones que van a gobernar, porque podrían recibir alcaldías, literalmente, sin fondos.

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Por Alejandro Zúñiga

Más que preocupados se encuentran los alcaldes electos, quienes están por asumir los gobiernos de las 16 jefaturas delegacionales, que se convertirán en alcaldías desde el 1 de octubre próximo.

No es para menos. Recibieron su constancia de mayoría del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) que los acredita como alcaldes y alcaldesas de los 16 territorios, pero tienen que esperar casi tres largos meses para asumir sus cargos. En este impasse de ser y no estar, los futuros alcaldes ya enfrentan presiones para responder a sus promesas de campaña y empezar a resolver los problemas que aquejan a sus gobernados desde el día de su toma de posesión.

La principal presión que enfrentan, posiblemente la más importante al inicio de sus gobiernos, son las finanzas de las demarcaciones que van a gobernar, porque podrían recibir alcaldías, literalmente, sin fondos.

Sucede que varios próximos alcaldes ya han obtenido información y tienen diagnósticos que revelan desfalcos de recursos públicos en los últimos meses y deudas impagables. Los casos más graves de corrupción apuntan hacia Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero, Iztapalapa e Iztacalco, donde se advierten gastos inconcebibles para intentar mantener el territorio en su poder.

Se habla, por ejemplo, del derroche de más de 1,500 millones de pesos en la entrega de dádivas, como tabletas, colchones, tinacos, despensas y calentadores, entre otros enseres. Refieren compras innecesarias, contratos con sobreprecios, adjudicaciones millonarias directas, licitaciones a modo y un sinfín de irregularidades difíciles de ocultar a los ojos de auditores especializados.

De antemano, los futuros alcaldes y las alcaldesas saben que sus antecesores les van a dejar las arcas vacías y que los únicos recursos que encontrarán ya están comprometidos para pagar bienes y servicios contratados con antelación, mañosamente, por las administraciones salientes. En consecuencia, les será muy difícil cerrar el ejercicio fiscal 2018, marcar su sello personal de gobierno, atender servicios básicos y responder a cualquier emergencia que pueda presentarse en sus circunscripciones.

La costumbre de no dejarle recursos al sucesor es muy vieja y tiene dos orígenes. El primero es que la función pública en México es vista como una oportunidad para lucrar y robar. Los funcionarios públicos aquí se conducen bajo el principio heredado del priismo que reza: “El que no transa, no avanza”. En segundo lugar, las disputas partidistas predisponen a los funcionarios salientes a tratar de hacer ver mal a sus sucesores frente a los ciudadanos, y al no dejarles recursos públicos disponibles restringen su margen de maniobra y de respuesta a los ciudadanos.

Aunado a esto, el cambio de administración en las 16 delegaciones coincide con el cambio de sexenio llamado “Año de Hidalgo”, vieja expresión que hace referencia al lapso de gobierno donde más se roba porque es el último año en el cargo. Entonces, se juntan los cambios de presidente, jefe de gobierno, de delegaciones a alcaldías y de partido político en el poder, federal y local, derivado de la elección pasada, lo que anticipa una entrega-recepción sin precedente en la historia del país.

Se prevé, lamentablemente, un saqueo descomunal de los gobiernos salientes, ya que los funcionarios que se van, en el corto plazo, tienen muy pocas posibilidades de encontrar un nuevo hueso, al ser desplazados los partidos que representan. De ahí la preocupación, bastante fundada de los alcaldes entrantes, ya que es previsible que, como nunca antes, sus antecesores dejen las arcas vacías y las alcaldías paralizadas.

Muy pronto veremos si salen chispas de los primeros procesos de entrega-recepción de las alcaldías, pero ojalá y no ocurra lo de siempre: que quienes paguemos los platos rotos seamos los ciudadanos.

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