Arturo Páramo
Tal vez sea le primer caso en la historia del país en que un presidente electo tiene una agenda más abultada y con mayor atención mediática que la del mandatario que se encuentra aún en funciones y eso ya es un hito.
¿Por qué el Rector Enrique Graue opta por reunirse personalmente con Andrés Manuel López Obrador en lugar de ver al presidente Enrique Peña Nieto para abordar el tema de los grupos de choque dentro de la UNAM?
Además, el fin de semana el presidente electo se reunió con empresarios petroleros a quienes ofreció terrenos para perforar pozos, y les reiteró que la Reforma Energética impulsada por el actual gobierno fue un fracaso.
Convocó también a gobernadores en funciones y a futuros mandatarios (casi todos de Morena o afines al tabasqueño) para dialogar sobre la viabilidad del Tren Maya que conectará varias ciudades de la Riviera Maya con el Sureste, y aseguró que el actual gobierno dejó que esa región de hundiera en la pobreza.
Para este 14 de septiembre el tabasqueño tiene programado un encuentro con víctimas de violencia a los que este gobierno tanto desdeñó; y para el 26 de este mes se encontrará de nuevo con los familiares de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
Ante esta hiperactividad, López Obrador exhibe al gobierno de Enrique Peña Nieto, quien se encarga de afirmar en cada una de sus apariciones públicas que su administración no está paralizada, aunque ya sus anuncios y actividades se pierden en el limbo.
López Obrador no se salva, sin embargo, de cuestionamientos. La CNTE ya acudió a sus oficinas para exigirle que cumpla con la abrogación de la Reforma Educativa, algo que la bancada de Morena inició con una batería de iniciativas que echarán para atrás punto por punto las políticas en materia educativa impulsadas por el actual gobierno incluso con el propio Peña Nieto aún en funciones.
Se trata de un golpe de autoridad del futuro presidente que, aseguró y confirma que le corre prisa por comenzar a gobernar y por ello ha iniciado a fungir como el poder real desde sus oficinas de la Colonia Roma.
López Obrador lo hace porque puede, porque en el camino quedaron los escombros de los demás partidos, un PRD que no encuentra rumbo, un PAN que inicia su reconstrucción con una guerra interna y con un PRI desbaratado.
Incluso el siempre convenenciero Partido Verde pasó a engrosar las filas de Morena, en tanto que Cuauhtémoc Blanco en su intento de “fichar” a diputados de Morena hacia el moribundo PES revela la inmadurez política de quien fuera legendario 10 del América.
Sin embargo, al escuchar a López Obrador surgen dudas sobre la viabilidad de lo que llama “desarrollo horizontal”, es decir, comunidades enteras trabajando en construir caminos, teniendo vías de tren, sembrando árboles sin alejarse de sus comunidades con empleos medianamente bien pagados. Especialistas argumentan que se trate de empleos temporales, que no duren más allá de la mitad del sexenio, justo cuando el tabasqueño plantea realizar su consulta de revocación de mandato.
Alerta también que cuando se cuestiona a López Obrador sobre el impacto ambiental de sus propuestas de gobierno, invariablemente dice que no se afectará al medio ambiente, sin exhibir un documento, un estudio o el discurso de algún especialista detallando las acciones que mitiguen la perforación de pozos, la siembra masiva de árboles que podrían limitar el crecimiento de otras especies, o al asegurar que el tren de mil 500 kilómetros de longitud no tendrá impacto alguno en los frágiles ecosistemas selváticos del sureste.
Si bien la oposición debe aprender a vivir a la sombra del futuro presidente, y los especialistas en temas ambientales, de energía, de infraestructura deben aprender nuevas formas de comunicar sus argumentos contra el tabasqueño, la ciudadanía debe aprender nuevas formas de cuestionar al futuro gobierno y a exigir cuentas de sus actos.
Los medios de comunicación también deben aprender a ejercer su libertad de cuestionar, de preguntar, de señalar responsablemente lo que no esté bien. Esa será su mejor aportación al nuevo régimen que tendremos, y tal vez, su mejor vía de sobrevivencia.
