POR: ARTURO PÁRAMO
La consulta planeada por el presidente electo respecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de Mexico puede tener como fin el sustentar una decisión que ya está tomada.
Al revisar los pro y los contra de detener la edificación de la terminal en Texcoco para construir un aeropuerto alterno en Santa Lucía cuesta trabajo creer que se plantee siquiera la posibilidad de echar por la borda al menos 100 mil millones de pesos. Ese sería el costo de detener la obra.
De ellos, 60 mil corresponderían a obra ya ejecutada y que, a la fecha, no tiene alternativa de uso. Los restantes 40 mil millones corresponden al pago a constructoras por contratos cancelados unilateralmente.
Otro costo que no se ha contemplado ha sido el de negarle a la Ciudad de México un nuevo polo de desarrollo urbano para el oriente de la Ciudad de México.
El cierre del Aeropuerto Internacional significaría tener una superficie de más de 700 hectáreas disponibles para generar un parque, zona de equipamiento con hospitales, universidades, centro de exposiciones, utilizando los edificios terminales ya existentes, espejos de agua, e incluso una sección de viviendas cuyas ventas permitirían financiar el resto del proyecto.
Esa oportunidad de replantear el desarrollo del Nororiente de la capital se perdería si se cancela la construcción de la nueva terminal y se mantiene en uso el actual aeropuerto.
Contrario a lo que se piensa, el Aeropuerto no ha significado una mejor calidad de vida para quienes viven en su entorno. El costo del suelo es menor que en el resto de la ciudad, y la vecindad del Benito Juárez no ha representado mejores servicios urbanos o seguridad pública, y mucho menos movilidad y las empresas pequeñas y medianas qué hay en el entorno son de servicios para aerolíneas o para los trabajadores del mismo Aeropuerto.
En caso de que el NAIM prosiga su construcción en Texcoco, una vez que inicie operaciones, el reciclaje de la terminal actual abre una importante opción de darle al Nororiente de la capital una alternativa de calidad de vida que no debiera ser desperdiciada.
Organismos internacionales especializados en aeronáutica advirtieron también que la convivencia entre el eventual aeropuerto de Santa Lucía y el Benito Juárez no es viable y si a ello se suma el alto costo de la cancelación del proyecto del Aeropuerto en Texcoco parece que la decisión más adecuada para el discurso de austeridad y de no despilfarro de recursos públicos decantaría la decisión del gobierno a continuar con la actual construcción.
En este mismo espacio advertimos que López Obrador tendrá una actividad inusual desde el periodo de transición y una vez en la presidencia mantendrá movilizada a su militancia.
En el Congreso de Morena del fin de semana advirtió a sus simpatizantes que aún no han ganado nada y que deben fortalecer al movimiento.
La consulta sobre el futuro del Aeropuerto se engloba en esa estrategia que funcionó bien a AMLO en la Jefatura de Gobierno con la consulta para la construcción del segundo piso de Periférico.
Es probable que el tabasqueño busque que el resultado esté apegada a su discurso de austeridad. Bajo esa premisa es previsible que el presidente electo hará todo lo posible por que el resultado de la consulta se apegue a lo que a él más le convenga y que la construcción de la terminal continúe en Texcoco.
