Arturo Páramo
A dos semanas de entrar en funciones de presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ya dio señales de que el llamado desmantelamiento del neoliberalismo será traumático.
El amago con reducir las comisiones de bancos, el aeropuerto, la refinería en Atasta, son conflictos que el mismo presidente electo se ha empeñado en sembrar.
El anuncio de la iniciativa en el Senado de la República para reducir el monto de comisiones que cobran los bancos e incluso desaparecerlas llevó a que en apenas unas horas, la Bolsa Mexicana de Valores perdiera hasta siete puntos porcentuales, su caída más acentuada en casi una década, y que los bancos bajaran drásticamente el valor de sus acciones. El más dañado fue el banco mexicano Banorte.
Cuesta trabajo creer que los senadores de Morena encabezados por Ricardo Monreal hayan optado por lanzar esa iniciativa por su propia cuenta y que tengan una agenda alterna a la de la futura presidencia cuando López Obrador, senadores y diputados federales se reúnen al menos una vez por semana en un hotel de la Colonia Roma para establecer las prioridades del gobierno electo.
El regaño público de López Obrador a senadores y la advertencia de Monreal de que mantendrán la iniciativa sugiere o que los senadores se van por la libre en temas que consideren importantes, o forma parte de una estrategia impulsada por el propio López Obrador para influir en la política de los bancos.
López Obrador genera un fenómeno establecido en la teoría de la incertidumbre planteada por Heissnberg, que señala que cuanta más precisión de busca en la ubicación de, por ejemplo, un átomo, la dificultad crece por la movilidad de esa partícula.
De la misma forma, cuesta trabajo determinar cuál es la estrategia de López Obrador en el tema bancario que ya tuvo un costó.
Cuesta trabajo también creer que el tema d la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco (NAIM) ha concluido del todo.
José María Rioboó, asesor principal de López Obrador en ese tema, descalificó a la empresa MITRE creada en los años cincuenta para regular el espacio aéreo, que tiene influencia mundial y que puede orillar a las aerolíneas extranjeras a reducir sus llegadas a México.
Rioboó, llamó perdió la compostura al señalar que MITRE obedece a sus antiguos “patrones”, que hace “berrinche” y que da “patadas de ahogado”. Al día siguiente recorrió Santa Lucía en compañía del propio López Obrador.
El domingo se realizó una marcha que lo simpatizantes de López Obrador calificaron como “fifí”, por exigir que se reconsidere la decisión basada en una consulta ciudadana que consideraron fuera de la ley. El contrapeso del futuro presidente ya salió a las calles.
El tema es relevante toda vez que el tabasqueño anunció el viernes que los proyectos como el Tren Maya y la refinería planteada en Atasta, Campeche, también serán sometidos a consulta ciudadana.
El Tren Maya deberá, pues, ser aprobado por las comunidades mayas que subsisten en los estados por los que cruzará el proyecto insignia del próximo gobierno para el sureste.
La refinería en Atasta abrirá un nuevo flanco de polémica para el futuro presidente toda vez que se proyecta en una comunidad asentada al lado de una zona de protección ecológica que pertenece al sistema de Laguna de Términos.
A dos semanas de iniciar su administración, López Obrador prepara ya su mensaje del 1 de diciembre, fecha en que el tabasqueño espera quede marcada en el calendario cívico de México como el inicio de la Cuarta Transformación del país y que marque el inicio del fin en México del Neoliberalismo, ese modelo económico que ha hecho más ricos a los que ya lo eran, y ha incrementado y agudizado el grado de pobreza de la inmensa mayoría de la población.
Por ello es difícil comprender que cualquiera de los actores que giran en su órbita actúe por iniciativa propia y no por orden, mandato o sugerencia del futuro presidente.
“Aquí mando yo”, dejó claro López Obrador el día que oficializó la cancelación del NAIM, y el día que anunció que la iniciativa impulsada por Monreal quedó virtualmente congelada, y el día que concedió que el Tren y la Refinería serán sometidas a consulta y cuando advirtió el fin del Neoliberalismo en México.
El único responsable de su futuro, por tanto, también será él. El país debe estar por encima de eso.
