Fuera de la ley, sin duda, que no ilegal fue el informe del presidente Andrés López Obrador, pero más que informar, el objetivo central fue presentarse como un servidor público que ha cumplido con sus obligaciones, en un evento más de proselitismo que republicano, más político y festivo que con el objetivo de informar.
Después de los primeros cuatro meses de su gobierno, López Obrador comenzó a caer en su popularidad, en sus niveles de aprobación, luego de que quedaron en evidencia sus errores, las ocurrencias y la ligereza como se tomaron decisiones tan importantes como la cancelación de la construcción del Aeropuerto Internacional de México, en Texcoco, entre muchas otras.
Frente a los fracasos en popularidad, que si bien aún siguen sin hacer mucha mella, es necesario recordar que los populistas, como lo es AMLO, siempre buscan tener el máximo de respaldo popular, pues de otra manera no encontrarán el apoyo que les permita realizar sus planes, por equivocados que sean.
Así, vemos cómo hace algunas se- manas, el presidente propuso que la fecha para la consulta sobre su posible revocación de mandato sea el 21 de marzo de 2021, en plenas épocas de campaña de las elecciones intermedias, lo cual demuestra que todas sus ideas, sus acciones y sus decisiones, tienen, en el fondo, un propósito eminentemente electoral.
De esta manera, López Obrador actuó este lunes 1 de julio con intenciones electoreras y no republicanas, pues para empezar, el 1 de julio no está contemplado por la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos para la rendición del informe que debe ser el 1 de septiembre, cuando inicia el primer periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, de cada año de ejercicio Legislativo.
Y es que a diferencia de los ciudadanos, quienes podemos hacer lo que no esté prohibido, los servidores públicos, solamente puede hacer lo que la ley señale con precisión, por lo que este informe del lunes pasado está fuera de la ley, que podría ser no ilegal, pero entonces se convierte en un evento meramente festivo y partidista.
Pero al observar la realización del evento, también habría que preguntarse cuál es la razón para que estuvieran, quienes estuvieron arriba del templete, el mismo en donde se posó el flautista Horacio Franco, la Sonora de Margarita y otra banda Oaxaqueña, entre diversos artistas que asistieron para amenizar el bailongo.
En primer lugar, la señora Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente, quien no ostenta cargo alguno que amerite su presencia en ese lugar; la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, a quien incluso paseó, al final del discurso, con la mano en alto, como brindándole su apoyo y exhibiéndola ahí, frente a los asistentes y frente a las cámaras de televisión.
Por qué, entonces, no estuvieron los otros gobernadores, si es que requería de otras personas en el templete.
También estuvo ahí, muy abrigado y hasta con bufanda para protegerse de los ventarrones el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz
Ledo, qué caso tenía que estuviera ahí, pero de ser necesaria su presencia, cuál es la razón por la que no estuvo ahí el presidente del Senado de la República, Martí Batres Guadarrama, quien tiene la misma jerarquía que Porfirio.
De haberse requerido la presencia de los representantes de los tres Pode- res de la Unión, por qué no estuvo el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de la Rea, como asiste y aparece ahí en el presídium, de los eventos oficiales.
Pareciera que López Obrador sigue en campaña, busca mantener a toda costa su popularidad, enciende los ánimos cuando habla de la posibilidad de que otros partidos políticos pudieran volver a gobernar, pero en realidad, dejó ver en la última parte de su discurso que el objetivo es aniquilar todo vestigio de poder que ponga en riesgo la permanencia de él y de su partido en el poder.
La cuarta transformación no puede entrar en vigor mientras la tercera, que es la Revolución Mexicana esté vigente, a partir de la permanencia del Partido Revolucionario Institucional, y es por ello que busca aniquilarlo por completo durante su administración.
