Quien haya escuchado hablar de El Hoyo, en Iztapalapa, seguro no recomendaría a nadie dar un paseo por ahí, así sea a plena luz del día.
A esa zona no entra ni la Policía, pues se dice que el lugar es refugio de los criminales más violentos de la CDMX.
Un reportaje publicado en 2017 por Óscar Balderas, en Excélsior, describe El Hoyo como uno de los territorios más violentos de la capital. Impenetrable para la Policía, desconocido para miles de capitalinos y fuera de las mediciones de bienestar del gobierno local.
Según el reportaje, aquí se forjaron El Ivancito, niño sicario que antes de cumplir 17 años se echó a 19 personas. Es también el barrio donde jugaba El Pechugas, un secuestrador tan peligroso que lo sentenciaron a 167 años.
Era el bastión que controlaba El Bebé, jefe de una banda de 200 ladrones dedicados a robar autos de lujo con violencia.
Aquí eran célebres El Ganso, El Negro y El Perico, asesinos y dealers que convirtieron este lugar en un territorio insondable para los patrulleros de Iztapalapa.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/barrales-y-mikel-en-el-hoyo/1245042
El amplio reportaje también recuerda que esta barriada recibe a sus visitantes con una capilla dedicada a El Señor de Chalma, en la entrada de la calle que funciona como único acceso y salida.
Que el santuario tiene grabado el alias de quien pagó su construcción: El Zombie, un homicida al que mataron hace varios años. “Por si alguien siente ganas de rezar antes de entrar”.
En realidad El Hoyo se llama —oficialmente— colonia La Joya y es una ciudad perdida de unos 7 mil metros cuadrados. Los vecinos dicen que es porque sus 405 casas están metidas en una cavidad que era una mina de piedra volcánica.
“Los casos contra homicidios, secuestros y venta de armas se pierden cuando las pistas apuntan hacia esta zona, porque la policía no puede patrullar sus laberínticos callejones y porque los operativos a pie son frustrados gracias a los espías en la entrada”. Los foráneos necesitan un permiso para entrar, si no, ni ir.
Quienes sí entraron esta semana fueron Alejandra Barrales, el lunes, y Mikel Arriola, ayer. Seguro muchos se preguntarían cómo entraron y, sobre todo, cómo salieron sin un rasguño. Pues Barrales lo hizo acompañada de la candidata del Frente a la alcaldía de Iztapalapa, Karen Quiroga; Mikel, de la mano de la diputada perredista Janet Hernández, hoy ligada al PRI.
¿Y qué con eso?, se preguntarán muchos. Pues que Karen y Janet son primas y ambas compitieron por la candidatura en esta demarcación. Como ganó la primera, las jóvenes rompieron y cada quien se fue por su lado. ¿Y qué con eso?, insistirán.
Pues que en Iztapalapa se comenta que ambas familias tienen nexos históricos muy fuertes con ese barrio, y que son de las pocas “externas” que pueden entrar sin miedo.
CENTAVITOS… Muchos podrán criticar los métodos de Mauricio Toledo para preservar el territorio, pero nadie podría negarle el acierto de lanzar al exfutbolista Manuel Negrete para alcalde en Coyoacán. Y no es porque a Negretese le conozcan habilidades como administrador, sino porque Toledo tuvo el timming para impulsar al exvolante de los Pumas para las elecciones que se realizarán en pleno Mundial. Esa fue la respuesta a Morena, que se decidió por la veterana actriz María Rojo, quien ya fue delegada por el PRD. Quizá a los morenos les ganó la nostalgia, pues si bien es cierto que Rojo fue una actriz reconocida, también lo es que sus mejores años quedaron bien atrás y que los nuevos votantes difícilmente la van a identificar.
