Se vino la tragedia y una vez más la sociedad civil puso el ejemplo de solidaridad y rebasó a los grupos políticos que, de nuevo, demostraron que son buenos para el discurso, para el rollo, pero no para el trabajo solidario.
La sociedad civil se organizó de inmediato en las tareas de rescate, aunque esta vez —a diferencia de 1985—, las instituciones del gobierno tomaron en sus manos la coordinación de los esfuerzos ciudadanos de manera conjunta.
Sin colores ni tintes políticos, el presidente Enrique Peña Nieto asumió el mando de las acciones no sólo de la CDMX, sino de los estados afectados en el país, sin olvidar las zonas de Chiapas y Oaxaca devastadas la semana anterior por otro sismo.
A Peña Nieto se le vio físicamente en varias zonas afectadas y, aunque Miguel Ángel Mancera estuvo informando desde el llamado C-5 de la capital de la República, nadie lo vio en las calles, como tampoco lo hizo cuando la ciudad se inundó.
Y podrán decir lo que quieran del Presidente, pero desde el inicio de las tragedias consecutivas es el que ha dado la cara, informando, dando consuelo, instrucciones y encabezando las tareas de organización.
Los que no superan las fobias políticas, dirán que Peña Nieto se promueve, que quiere sacar raja política. Nada más mezquino que pensar eso, el Presidente se convirtió en el líder, apoyado por la sociedad civil y las instituciones.
Y a todo esto, ¿dónde se metieron los partidos y sus políticos? ¿Alguien vio a algún diputado o dirigente partidista agarrar una pala, cargar un bote con escombros o siquiera llevar una botella de agua o un taco a los rescatistas?
¿Algún diputado local puso en servicio como albergue, centro de acopio o de atención médica su módulo de atención ciudadana que con millonarios recursos públicos les paga la Asamblea Legislativa del DF?
¿Alguien los vio ensuciando sus caros zapatos o trajes entre los escombros para rescatar a los ciudadanos afectados? ¿O al propio Mancera quitarse su chamarrita con su nombre y apersonarse en algún lugar siniestrado, al menos para dar consuelo?
Sólo algunos que son autoridad pública dieron la cara y estuvieron en el lugar de los hechos, pero los políticos, ninguno.
Ellos se limitaron a dar conferencias, lanzar comunicados y hacer llamados solidarios de papel, pero nada más.
Los de Morena, seguramente, esperan que llegue el momento de hacer marchas para pedir apoyo a damnificados y criticar a las autoridades corruptas, a las que intentarán culpar de la tragedia.
Seguramente, buscarán lucrar políticamente con la tragedia y abanderar causas de los damnificados, tratando de representarlos y buscando que los apoyen para el próximo proceso electoral.
Hay que recordar que de la tragedia de 1985 nacieron grupos, como el de René Bejarano, que aprovecharon las necesidades de vivienda de los damnificados para fortalecerse y después formar el PRD, hasta llegar a ser gobierno.
Los morenos con sus trampas de intentar “donar” parte de sus prerrogativas para dárselas a los damnificados, cuando saben, perfectamente, que eso no se puede, que eso es ilegal y que el INE les dirá que no.
Lo que sí podrían hacer, porque es legal, es donar no un día, sino un mes de salario y seguramente se juntarían varios millones de pesos, pero sacrificar el bolsillo, ni soñarlo.
CENTAVITOS… A ver si la tragedia no retrasa la intención de varios de renunciar a sus cargos anticipadamente para buscar nuevas posiciones públicas, como Ricardo Monreal, Claudia Sheinbaum y el propio Mancera, por ejemplo. ¿Cómo se verían abandonando el barco en plena tragedia?
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/09/21/1189795
