Adrián Rueda
Aunque la llegada de la Guardia Nacional a la Ciudad de México no servirá de gran cosa, pues su actuación será presencial, al menos ayudará un poco a cambiar la percepción de desolación que hoy existe entre los capitalinos.
Grupos conformados por las Fuerzas Armadas patrullarán, de inicio, las alcaldías más peligrosas, que son —casualmente— gobernadas por Morena y que han desbordado los grupos criminales.
La decisión no fue de Claudia Sheinbaum, sino del gobierno federal, que comprendió la incapacidad de las autoridades locales para lidiar con el problema, sobre al carecer de mandos aptos para revertir la situación.
Quienes saben del asunto dicen que de poco servirán los patrullajes si no hay trabajo de inteligencia, pues los militares sólo patrullarán y, en su caso, inhibirán o harán detenciones de delincuentes atrapados en flagrancia, pero nada más.
Los grupos del crimen organizado tienen capacidad de movilización y estrategia, por lo que pueden evadir, sin problema, los operativos, sobre todo con la ayuda de los propios policías ministeriales y preventivos, a quienes tienen en su nómina.
De nada servirá que inunden la ciudad de policías, si no hay un cambio en las cabezas, pues está visto que los secretarios no inspiran en sus subalternos el menor respeto, y por eso comandantes y uniformados le pegan bien bonito al patrimonio de los ciudadanos.
El sistema de cuadrantes que tanto presume Jesús Orta, y al que supuestamente se sumará la Guardia Nacional, es una vacilada, pues los ministerios públicos se niegan a levantar denuncias, con tal de llegar a los índices delincuenciales que les piden.
Lo que hace falta —aquí y, literalmente, en China— es un gran equipo de inteligencia para desmantelar a las bandas y poner tras las rejas a malos comandantes y policías que trabajan con ellos; no solamente levantar borrachos o ladrones de poca monta en las calles.
Mientras la jefa de Gobierno no tome la decisión de cortar cabezas para mejorar resultados —incluso en defensa propia—, seguirá hundiéndose en el ánimo popular, como marcan las encuestas.
Está bien que Orta sea una recomendación de un exjefe de Gobierno que hoy se desempeña en actividades diplomáticas, pero hasta parece que se lo mandó a propósito para hacerla quedar mal con miras a 2024.
Aquí aplica eso de que “estábamos mejor cuando estábamos peor”, pero, de cualquier forma, bienvenida la Guardia Nacional.
CENTAVITOS
Por cierto, entre las Fuerzas Armadas se dice que, cuando llegó Claudia Sheinbaum al gobierno, más de uno le recomendó mantener a Raymundo Collins, al menos medio año, al frente de la SSP —donde, en apenas cinco meses, había hecho sentir su mano— para preparar al relevo, pero que un personaje de la 4T, que, por cierto, anda tomándose fotos allá por Osaka, le pidió que no, porque lo tiene vetado. Los militares se preguntan si será cierto ese veto, pues ambos eran muy cercanos y hasta compartían varios secretos.
