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Capital Político

Candelaria, el huérfano político

Dejó la venta de discos y películas pirata y en 2012 llegó a Seguridad Pública de Iztapalapa.

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Salido de las cloacas del ambulantaje y con una carrera política meteórica gracias a su exconcuño Jesús Valencia, el diputado
Carlos Candelaria vaga como fantasma —las pocas veces que va— en la Asamblea Legislativa.

Dejó la venta de discos y películas pirata y en 2012 llegó a Seguridad Pública de Iztapalapa, cuando Valencia fue delegado; en 2014 intentó un golpe de Estado contra su excuñado, cuando éste cayó en desgracia, luego de un borrachazo decembrino.

Confabulado con Rodolfo Ramírez, un oscuro cabildero que se dedica a hacer negocios personales con el dinero público y que en ese entonces era el jefe de asesores del delegado, Candelaria intentó desbancar a su jefe y casi lo logra, pero se le cebó.

No pudo completar en ese momento su traición, pero sí logró que Valencia lo hiciera diputado local por el PES, partido al que su exjefe apoyó con recursos y estructura en 2015, en una jugada alterna al PRD luego de integrarse a la tribu de ADN.

Pero la traición que Candelaria intentó hacer en contra del delegado en 2014 la consumó en 2015, cuando asumió la diputación en la ALDF y ahí sí lo desconoció. Se fue por la libre, quedándose con la coordinación del PES en Donceles.

Valencia no hizo nada por la sencilla razón de que su exempleado sabía todos sus secretos como delegado; prefirió quedarse con el golpe y llevar la fiesta en paz.

Todo le hubiera salido bien a Candelaria si conociera la cancha, pero su ambición lo llevó a venderse a Morena; no ante los jefes, sino con la diputada Aleida Alavez, que si bien es un buen elemento, no tiene peso en las decisiones del partido de El Peje.

El diputado local traicionó a todos —incluso al propio Hugo Eric Flores, líder del partido que lo llevó a Donceles. La moneda de cambio fue la promesa de que los morenos lo harían diputado federal… iluso.

No contaba con que meses más tarde Valencia pactaría con Andy López Beltrán y Clara Brugada su integración a Morena, y que lo primero que hizo fue operar internamente para que su excuñado no tuviera nada; le concedieron el deseo, pues nadie intercedió por él.

Pero esa pérdida no fue la única, pues si bien es cierto que Candelaria se embolsó las prerrogativas de la fracción, e incluso el pago de la representación del PES ante el IEDF de septiembre, a partir de octubre su firma fue cancelada y ya no puede clavar más la uña a ese presupuesto.

Se le ve solitario e incluso ahora que Morena tomó la tribuna de Donceles ni lo pelaron. Al final se acercó tímidamente a Aleida —tras de cuyas faldas se siente protegido— y balbuceó algunas consignas, pero en realidad es un cero a la izquierda… y para la izquierda.

De pura lástima no le han quitado la oficina y el lugar de estacionamiento del PES, que ahora le corresponden a Abril Trujillo. Gracias a que la diputada anduvo un poco enferma, Candelaria no se ha quedado con una mano atrás y otra adelante.

Como quiera, dijeran los vendedores de billetes de lotería: es el huerfanito.

CENTAVITOS… Caray, cuando parecía que el Frente Ciudadano estaba más que amarrado, resulta que la dirigencia nacional del PRD no trae el control de las tribus y ya se le rebelaron, poniendo en peligro la alianza con la que esperaban ganar la Presidencia de la República y la Ciudad de México, a ver en qué acaba la telenovela.

http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/11/20/1202314

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