En una reunión con su equipo cercano, la noche del martes pasado, Ricardo Monreal Ávila dijo que, sea o no designado por Andrés Manuel López Obrador para el gobierno de la CDMX, no abandonará Morena.
A varios de sus integrantes les cayó raro el pronunciamiento, sobre todo porque el jefe delegacional en Cuauhtémoc había jurado que si El Peje no lo apoyaba para buscar el cargo, se iría por la libre bajo el cobijo de otras fuerzas e incluso como independiente.
Pues algo pasó que el zacatecano mandó el mensaje a los suyos de que no se muevan hasta ver si le dan la candidatura morena o no, y que, si no se la dan, tampoco se muevan.
Eso se podría entender porque, luego de que Monreal cayera de la gracia de López Obrador durante los primeros meses del año, el delegado volteó hacia el PRD y se reunió con algunos de sus caciques para ver la posibilidad de pintarse de candidato amarillo.
En las primeras reuniones no le fue mal, pues incluso algunos de ellos vieron con buenos ojos esa posibilidad, sobre todo porque les garantizaba no despojarlos de sus territorios ni ir en busca de ninguna revancha.
Donde se atoró fue con el gobierno de la CDMX, pues, a pesar de que les juró que todos podrían estar tranquilos con él e incluso que tendrían la posibilidad de seguir activos después de 2018, al final, el escenario se descompuso.
Comenzó a recibir señales de que en El Zócalo no solamente no estaban valorando ir con él, sino que empezaron una campaña en su contra, dejando en claro la hostilidad gubernamental contra su persona.
Estos ataques comenzaron, casualmente, cuando se dejó ver públicamente con René Bejarano —abrazo incluido— en el presidium de un evento perredista, y arreció luego de que el zacatecano operó para llevarse al PT con Morena en las elecciones del Edomex.
De ahí se vinieron una serie de ataques de todo tipo y esta vez no salieron del interior de Morena, donde Martí Batres le quiso hacer la vida de cuadritos, sino directamente del grupo de Miguel Ángel Mancera.
La mejor muestra de ello es que las acciones eran encabezadas por el diputado Raúl Flores, presidente del PRD local, quien le reporta directamente al jefe de Gobierno.
El dardo más reciente del diputado Flores lo lanzó ayer en la Sesión Permanente de la ALDF, cuando logró la aprobación de un punto de acuerdo para que la Contraloría de la CDMX investigue a Monreal por presunto desvío de fondos a las elecciones del Edomex.
El delegado fue acusado de que, tanto él como su equipo cercano, formaron parte del grupo que apoyó con recursos a la candidata morena Delfina Gómez.
Aunque el de Zacatecas no tendrá de qué preocuparse, pues el contralor Enrique Rovelo ya dijo que no se puede hacer nada contra la corrupción y que habrá que acostumbrarse a vivir con ella, es molesto que todas las escopetas le tiren al mismo pato.
CENTAVITOS… Y hablando de Monreal, ayer no fue su día, pues, además de la petición para que sea investigado, su colega delegado en Magdalena Contreras, el priista Fernando Mercado, lo exhibió en redes por piratearse el eslogan de su gobierno, que incluso es su hashtag: “Una nueva forma de gobernar”. Mercado lo usa desde 2015 y Monreal apenas lo lanzó, sólo que ya lo frenaron. Hay días en que la gente se levanta con el pie izquierdo, ni modo, sólo falta que lo demanden por cuestiones de derecho de autor.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/06/15/1169855
