PorArturo Páramo
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Los cierres de campaña de Andrés Manuel López Obrador demostraron qué tan dura puede ser la realidad para quien ha encabezado las encuestas a lo largo de toda la contienda. Pese a que desde el domingo 17 se supo que la selección nacional de futbol había dejado atrás el fatalismo y que sus posibilidades de seguir adelante en el Mundial eran reales, el equipo de campaña del candidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia intentó todo para que los militantes aceptaran ir al estadio Luis “Pirata” Fuente.
La militancia tiene sus límites
Además de las pantallas de televisión para seguir el encuentro Mexico – Corea, no hubo más aliciente para acudir al vetusto inmueble casa de los Tiburones Rojos.
López Obrador; el candidato a gobernador, Cuitláhuac García; la dirigente nacional de Morena, Yeidkol Polevnsky, y el delegado de AMLO en el sureste, Julio Scherer, estuvieron desencajados al ver que solo las tribunas inferiores estaban llenas, las superiores estaban a un diez por ciento de su capacidad y la gente en la cancha apenas lograba rodear el templete.
Se trató de un fracaso de logística que no es un hecho aislado en los cierres de campaña del tabasqueño.
En Ciudad Victoria, a la explanada del recinto ferial (imagine una extensión de al menos dos zócalos) acudieron unas cinco mil personas. Apenas una mancha en la inmensa plaza.
En Monterrey, las imágenes fueron elocuentes. Apenas alcanzó a llenar la explanada frente al Palacio de Gobierno y el resto de la Macroplaza lució como un día cualquiera.
En Tlaxcala, la lluvia le jugó una mala pasada al azotar la ciudad poco antes de su arribo, disminuyendo considerablemente la asistencia.
Al cierre de esta edición aún restaban mítines en entidades donde habrá elecciones y el esperado cierre en el Estadio Azteca, el AMLOFEST, que, si la logística no funciona les funciona o la militancia está entretenida festejando un eventual avance de México en el Mundial o cae una tormenta, podría ser un petardo y no el cierre apoteósico de una campaña histórica.
En las campañas, como todo en la política, la forma es fondo, y por ello se tiene la impresión hasta el momento, que la campaña de López Obrador tiene un cierre anticlimático. Eso no significa que el tabasqueño esté en una debacle, pero sí que mucha de su militancia podría estar “desmovilizada” debido a su insistencia en que va arriba en las encuestas con una ventaja inalcanzable.
Caso similar es el de Claudia Sheinbaum, quien en el tercer Debate Chilango afirmó tener más de 30 puntos de ventaja en las encuestas capitalinas. Esa afirmación en lugar de motivar a su militancia, la orilla a pensar que la victoria es segura y puede relajar su ritmo de trabajo e incluso desmotivar sus intenciones de votar.
Por ello, al igual que el equipo cercano de López Obrador, sus más cercanos pensaban que ya han abierto demasiados flancos como para sumar el de la soberbia. Las campañas llegan a su fin, la fecha de la votación ya está a días, sin embargo, la contienda está lejos de concluir.
