La crítica que Marco Rascón, aspirante del Partido Humanista a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, hizo a su colega Claudia Sheinbaum por ignorar la invitación a la Comida por la Ciudad entre todos los candidatos, refleja algo más que una carencia de cultura cívica.
No se trataba de ningún debate ni de declaratorias políticas, solamente de convivir y platicar entre ellos y con ciudadanos de qué cosas se pueden hacer por los capitalinos, independientemente de quién vaya a gobernar.
El desprecio de Sheinbaum a sus adversarios políticos y a los ciudadanos interesados refleja, al menos, un par de cosas que pudieran ser delicadas.
La primera es que Morena está pensando en volver a la política del partido único, que durante muchos años representó el PRI y que ocasionó el aborrecimiento de la ciudadanía y las protestas de mucha gente contraria a la filosofía política tricolor.
Esta primera situación no es precisamente la más conveniente, pero quizá lo más grave es el accionar de Sheinbaum, quien a lo único que reduce su campaña es a difundir su cercanía con Andrés Manuel López Obrador o con sus botargas y ya; eso no pinta nada bien.
Tal parece que la poca independencia que ha mostrado en la campaña con respecto a El Peje se puede traducir, en caso de que ambos ganen la elección del primero de julio, en el regreso de una regencia de la capital.
Es decir, que, en lugar de un gobernante independiente del gobierno federal, la CDMX se convierta en una especie de Jefatura de Departamento, como era en las épocas priistas, donde todo lo que pase en la capital se decida desde Los Pinos.
Nadie critica que Claudia se monte en la imagen de López Obrador para ganar votos, pues de otra manera no tendría oportunidad alguna de pelear por el puesto, pero el que no pueda ni convivir con representantes de otras fuerzas políticas es muy delicado.
Porque en caso de ganar las elecciones, tendrá que tratar, por fuerza, con representantes de oposición y es muy mala señal la que manda de que no abrirá la puerta a sus enemigos; así no es la política.
Quien gane, sea el que sea, no podrá gobernar solo la CDMX y tendrá que hacer acuerdos con las otras fuerzas políticas, en aras de buscar equilibrios y gobernabilidad, porque hay que recordar que la exclusión fue lo que originó los movimientos antigobiernistas.
Triste sería que lo que durante tantos años —en los que se produjeron muchas muertes— por los que la izquierda luchó para dar participación a los grupos minoritarios y autonomía a los gobiernos, termine por el sometimiento del gobierno capitalino al gobierno federal.
Aguas con esas actitudes morenistas de sometimiento pleno a su líder.
CENTAVITOS… Más caro de lo que esperaba está pagando El Peje haberse dejado imponer a Armando Quintero en Iztacalco y a Francisco Chíguil en GAM, pues ha habido un rechazo generalizado en las poblaciones de esos lugares a las candidaturas de ambos, pues a Quintero lo consideran un consumado traficante de placas de taxis, y a Chíguil lo persigue el fantasma del News Divine, donde debido a su corrupción murieron 13 adolescentes en un antro que debería estar clausurado. Ayer en GAM, la gente le reclamó a El Peje que cómo era posible que Morena hubiera lanzado a alguien a quien los padres de los menores muertos consideran un asesino. Ojo, el pleito no era contra Andrés Manuel, sino contra Chíguil, quien, por cierto, va muy abajo en las encuestas contra la candidata frentista Nora Arias.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/claudia-una-especie-de-regente/1242933
