Hugo Morales Galván
Entre el 24 y 28 de julio, 13 personas fueron ejecutadas en distintas alcaldías de la Ciudad de México (CDMX), cuando apenas el domingo anterior, Claudia Sheinbaum presentó su inusual informe de 200 días de gestión como Jefa de Gobierno. Las fuerzas militares disfrazadas de Guardia Nacional (GN) no han podido impedir que la sangre escurra por las calles capitalinas. Ni en las peores épocas de Miguel Ángel Mancera la Ciudad había tenido estos grados de violencia.
La CDMX se encuentra en buenas manos, se respira otro ambiente de tranquilidad y seguridad, dijo orondo el futuro líder de Morena, Mario Delgado, al término del evento donde el acarreo fu insuficiente para llenar la plaza de Las Tres Culturas en Iztapalapa. Lo que no está prohibido está permitido, dice una máxima legal. Es cierto. Si bien, no está prohibido, lo que Shenbaum encabezó fue un acto de propaganda política y promoción personal, sí penalizado. Pero ella se escudó en una supuesta transparencia y rendición de cuentas, que no fue lo uno ni lo otro. Fueron 70 minutos de sosa lectura donde dijo lo que quiso ante la complacencia de las bases de Morena y sus alcaldes que buscaron lucirse con ella con acarreo a granel.
En realidad, el evento de la Jefa de Gobierno fue en respuesta a las incipientes encuestas que la colocan en un lejano cuarto lugar en sus aspiraciones presidenciales, muy por debajo de Marcelo Ebrard, Taiana Clouthier y Ricardo Monreal.
Pero como dice el dicho popular, están salados. Se aplica a quien todo le sale mal por más esfuerzo que pone. Eso pareciera ocurrir no habiendo pasado ni una semana de su “informe” y la manera en que la capital del país se tiño de sangre.
Sumemos. El 26 de julio, una joven pareja de 20 de edad fue acribillada en la Colonia Cuchillo del Tesoro en la Gustavo A. Madero (GAM); el 24, dos personas de origen israelí fueron ejecutadas en la Plaza Artz en Alvaro Obergón (AO); el 26, cuatro hombres son torturados y ejecutados. Sus cadáveres aparecen en la carretera Ajusco-Xalatlaco en Tlalpan; el 27, ejecutan a un hombre en la colonia Palmira (GAM); el domingo 28 de julio un joven es asesinado con varios impactos de arma de fuego en la colonia Renovación en Iztapalapa; el mismo día otro hombre fue asesinado en el cruce de las calles de Cóndor y Prolongación Barranca del Muerto en la colonia Hornos (AO). El mismo domingo 28, dos personas son asesinadas en el barrio de Tepito en Cuauhtémoc.
Lo cronistas deportivos tienen la costumbre de salar a un jugador que cuando más enaltecen sus supuestas cualidades ténicas, la riega dando un pase equivocado o haciendo el ridículo al fallar frente a la portería contraria.
En materia de seguridad pública nada le sale bien a la Jefa de Gobierno. Una deficiente comunicación política es acompañada por un equipo ausente de capacidad y de especialidad en la materia. Su secretario de Seguridad Ciudadana, el “maestro” Jesús Orta Martínez hizo de la política del avestruz su mejor estrategia para eludir su responsabilidad ante la amenaza vertida en contra de un periodista.Su Jefa lo secundó con un pasmoso silencio. La titular de la PGJ-CDMX lejos de guardar secresía de ley sobre las investigaciones en curso, parlotea cuanto dato tiene a la mano. Y por si fuera poco, de sus oficinas (la PDI) fluyen imágenes y versiones hacia medios de comunicación. Carece de todo control.
En bien de la Ciudad, ¿qué debiera ocurrir desde las oficinas de Sheinbaum? Una sacudida en su equipo. Orta Martínez y Salvador Guerrero pueden ir a despachar con su jefe político frente a la Alameda; colocar a Tomás Pliego en algún labores de gabinete si tiene algún conocimiento sobre formacion policial y operación de la delincuencia organizada; darle las gracias a Ernestina Godoy, y fijar los límites a su presumida adquisición, Omar García Harfuch. Lo deseable que abriera la convocatoria a los mejores perfiles, aunque no tengan carnet de Morena.
La científica, intelectual y feminista, no construye su propio camino. En su desastre arrastra a la ciudad. Vive del paternalismo y deja que Andrés Manuel López Obrador gobierne la CDMX. Le impuso funcionarios e impuso a la GN. La sangre que corre por la capital no se contendrá con un abrazo y un acto de matraqueo político en que le digan que “vamos bien”. No basta.
No vamos bien Claudia. Pero se puede si quieres. Si puedes.
