Luis Eduardo Velázquez
Mientras todas las miradas en el Congreso de la Ciudad de México se concentraron en el conflicto de la sucesión del líder de la bancada de Morena, el partido mayoritario cometió un atropello a la ley para crear “contralores carnales”.
De un plumazo, los morenos eliminaron las facultades al Congreso CDMX que se crearon en la séptima legislatura de la Asamblea Legislatura del Distrito Federal a fin de dotar de autonomía el Sistema Anticorrupción Local, como es el espíritu de la Constitución de la Capital CDMX, para ratificar a los contralores de órganos de control y fiscalización de la Ciudad de México.
De esta forma, todo volvió a quedar en manos de la jefa de Gobierno electa, Claudia Sheinbaum, para que el contralor que proponga y le apruebe el Congreso capitalino tenga la facultad de poner a unos 150 auditores carnales en los entes de la administración pública de la CdMx.
El proyecto del dictamen sobre la Ley de Auditoría y Control Interno de la Administración Pública y sobre la Ley de Fiscalización Superior CDMX, que fue elaborado con base en propuestas de ley enviadas por Sheinbaum, aún sin ser titular del Ejecutivo, resulta un avasallamiento a la voluntad ciudadana que aspira a la transparencia y rendición de cuentas de los gobernantes. Todo ello, porque a partir de ahora una persona dependiente de la jefa de Gobierno designará a toda una red de titulares de órganos de control, como ha sucedido hasta ahora. Los resultados de impunidad están a la vista.
Sin embargo, lo grave es que el Congreso de la CdMx dio muestra de subordinación al poder Ejecutivo; es decir, en la CdMx sigue vivo el poder de los Poderes cuando el presiente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho que todos deben entender y acostumbrarse a que el país ya cambió.
La hipótesis se confirma de manera más desastrosa aún al enterarnos de que la aprobación del dictamen ya fue manchado de corrupción, porque tuvieron que negociarse los votos del Partido Verde Ecologista de México. Un partido rémora de las mayorías que son expertos en sacar jugo en cada negociación evitó su primera votación en comisiones.
Ante la crisis que vive Morena por falta de unidad del grupo se vino abajo el dictamen en un primer momento y el equipo de la jefa de Gobierno tuvo que ceder ante el chantaje de sus “aliadas”, quienes comandadas por el colmilludo Jesús Sesma, pidieron la autorización de 300 mil pesos mensuales de nómina por honorarios.
Fue tanto el deseo de Morena de lograr complacer a la jefa de Gobierno con la aprobación de contralores carnales, que autorizaron los deseos del Verde que le costarán a los capitalinos en los tres años de la legislatura unos 10 millones de pesos que se verán reflejados en el presupuesto del Congreso capitalino por aprobarse.
Las señales de desarticulación de Morena con la jefa de Gobierno son muy graves para la Capital CDMX, porque van contra los principios de la cuarta transformación y conducen a una verdadera simulación.
El origen del problema es la falta de oficio político para poner orden en la conducción de un Congreso en el que son mayoría y caer en la tentación de mantener el poder a toda costa sin contrapesos.
No sorprende de la izquierda, porque así fue la lógica en el PRD durante 18 años y el único grupo que intentó no subordinarse al entonces jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, fue exterminado.
Esperemos que la oposición logre articularse para enmendar la plana y defender un derecho que había conquistado el Congreso, donde reside la voluntad popular, o quedará claro que los próximos tres años serán Oficialía de Partes.
Y esperemos también que Sheinbaum no se haya equivocado al abandonar a los legisladores que veían un proyecto en ella, porque su primer trienio pinta para ser muy complejo y sin rumbo, lo que decepcionaría la gran confianza ciudadana que se les entregó el pasado 1 de julio.
NOCAUT. Rosa Icela Rodríguez, futura secretaria de Gobierno de la CdMx, entró a la disputa por tener un coordinador afín en el Congreso de la CDMX y no logró noquear al rival sino ganar por decisión de los jueces, por lo que el pleito tendrá revancha.
