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CRIANDO CUERVOS / La oportunidad de la doctora 

La doctora está dejando pasar la oportunidad de mostrarse como una gobernante con altura de miras, capaz de reconocer sus errores, enmendar el camino, y conducir a la Ciudad de México por la ruta, y hacia el destino que prometió.

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Javier Ramírez

Siempre se ha dicho que las crisis son oportunidades, y al gobierno de la Ciudad de México se le ha presentado una, -lamentablemente con la muerte de Guadalupe Fuentes Arias en la estación Tacubaya del Metro-, para mandar un mensaje claro, contundente, irrefutable de que la cuarta transformación va en serio y ha comenzado, al menos, en la Capital del País.

Claudia Sheinbaum no llegó a la jefatura de Gobierno para caerle bien a nadie, tampoco para emplear a sus amistades, pagar viejos favores suyos o de sus allegados, o dejarse llevar por recomendaciones o consejos.

La doctora está dejando pasar la oportunidad de mostrarse como una gobernante con altura de miras, capaz de reconocer sus errores, enmendar el camino, y conducir a la Ciudad de México por la ruta, y hacia el destino que prometió.

Sin consideraciones ni miramientos, debió solicitar, -en cuanto tuvo conocimiento del trágico hecho en la estación Tacubaya-, la renuncia de su directora del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Florencia Serranía, y de su secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta, no sin antes ellos mismos hayan hecho lo propio con sus subalternos responsables.

Con esa acción hubiera impedido el manejo político que tanto cuestiona sobre la terrible negligencia, y el mensaje lanzado hubiera sido de que la jefa de Gobierno viene en serio a cambiar la forma de gobernar la Ciudad.

Pero en cambio, optó por agazaparse, por esquivar, por revirar los señalamientos, no pudo desmentirlos porque existen los videos y las evidencias son irrefutables.

Es verdad, la CDMX la dejó hecha un desastre el ahora senador,  Miguel Ángel Mancera, y también es cierto que cuatro meses es poco tiempo para que pueda notarse un cambio verdadero, pero basta recordar que en la política la forma es fondo.

Y las formas de gobierno de Sheinbaum no están dando esperanzas de un cambio verdadero, no se ve por dónde pueda imprimir su sello y hacer una administración que sea envidia de otras capitales y ejemplo a seguir en las ciudades del País.

¿Qué le falta a la doctora para que comience a sentirse que ella y sólo ella está al mando?, probablemente sólo decisión y determinación, que comience a andar sola, rodearse no de aduladores, sino de conocedores en sus temas, y en la dinámica social y política de la Capital.

Su oportunidad está en cuenta regresiva, ojalá y la apuesta no sea al perdón y olvido de un caso tan lamentable.

Efectivamente, la jefa de Gobierno no es la responsable directa, pero sí lo es de sentar las bases de un cambio estructural en todos los niveles, o al menos, de dar muestras de que en serio se va en esa dirección.

Piquete de ojos

Bajita la mano, entre que sí pero que no, el jueves de la semana pasada los diputados, sobre todo los de la comisión de Cultura y Cinematografía en San Lázaro, tan dignamente presidida por el morenista Sergio Mayer, se aprestaban para el final, -el pasado 30 de abril-, del accidentado segundo periodo ordinario de sesiones de la LXIV Legislatura.

Ya tenían listas las botas y la tejana elegante, y cómo no, si acudía a la Cámara baja ni más ni menos que la Banda El Recodo de Don Cruz Lizárraga.

El pretexto era una muestra gastronómica del estado de Sinaloa “con el propósito de dar a conocer las expresiones culturales a través de las tradiciones, la gastronomía y la música de los estados de la República”, cita textual del comunicado de dicha comisión.

Pero apareció de aguafiestas el presidente de la Mesa Directiva, Porfirio Muñoz, y negó que se preparara un pachangón.

“…la Cámara de Diputados no erogará recurso económico alguno para su realización, y, de manera especial, (Sergio Mayer) reconoció, la generosidad de la Banda El Recodo al sumarse al evento”, si es generosa en sumarse es porque no cobraría por su show, ¿o es generosa por aceptar recibir un reconocimiento?, o ¿son generosos los músicos por acudir a San Lázaro y aceptar cuanta selfie les pidan los diputados?

Obviamente, como ha sido costumbre con muchos de los asuntos que toma el diputado Mayer, la polémica lo persigue, porque además, debe saber que el acceso a la muestra gastronómica fue única y exclusivamente con credencial de la Cámara de Diputados.

Es decir, ese “dar a conocer” era sólo para los diputados y el personal que labora en el recinto legislativo.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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