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CRIANDO CUERVOS / Cámara abierta, diputados cerrados

Hasta el momento se han realizado dos parlamentos abiertos o audiencias ciudadanas, una sobre la creación de la Guardia Nacional, y otra sobre el Artículo 19 constitucional y la propuesta de ampliar el catálogo de delitos con prisión preventiva oficiosa.

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Javier Ramírez

Uno de los aspectos que deben reconocerse como algo positivo en la LXIV Legislatura en San Lázaro, sin duda deber ser la idea de Parlamento Abierto.

Ese concepto no es otra cosa que abrirse a la sociedad para recibir propuestas, ideas, análisis, posturas sobre las iniciativas que preparan los diputados para reformar leyes que, al final, impactan, unas vez para bien, otras no tanto, en la vida de todos los mexicanos.

Hasta el momento se han realizado dos parlamentos abiertos o audiencias ciudadanas, una sobre la creación de la Guardia Nacional, y otra sobre el Artículo 19 constitucional y la propuesta de ampliar el catálogo de delitos con prisión preventiva oficiosa.

Todavía esta semana, se desarrolla una tercera jornada de audiencias, la más prolongada hasta el momento, y es sobre la reforma educativa, aquella que el diputado Mario Delgado, advirtió que no quedaría ni una coma.

Es una muy buena idea que en Parlamento Abierto los diputados escuchen a expertos, que se hagan de herramientas, estudios y datos para el análisis.

Y por supuesto que es positivo que esa información, además, tenga eco en los medios de comunicación y llegue a la población, y no se quede dentro de las paredes de la Cámara de Diputados.

Pero ¿cómo se le llama a alguien que constantemente está recibiendo consejo, información para tomar la mejor decisión, ayuda, apoyo, e insiste a hacer lo que le venga en gana? Necio, así se les llama.

Hasta ahora, de poco sirvieron las audiencias de análisis para la Guardia Nacional.

Por todos los flancos, desde defensores de derechos humanos, analistas de seguridad pública, colectivos, asociaciones defensoras de víctimas, estudiosos, expusieron múltiples razones del porqué no debía el gobierno optar por un cuerpo como ese para combatir la inseguridad en el país.

Y aun así, Morena logró convencer al PRI, todavía no está claro cómo ni a cambio de qué, para tener los votos necesarios para pasar esas reformas.

Y como si no fuera suficiente, AMLO se dijo no satisfecho y ahora se busca la inclusión de un artículo que legalizará la intervención de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad, en tanto crea la Guardia Nacional.

Pero ahora, recién acabaron las audiencias para analizar la reforma al Artículo 19 y con ello el aumento de delitos con prisión preventiva oficiosa.

El tema es de sumo controversial y pareciera complejo, pero de atenerse a las consideraciones de los estudiosos en el tema y de los defensores de derechos humanos, no tendría que aumentarse ese listado de delitos, y en cambio sí disminuirlos.

Sin embargo, la sociedad toda se encuentra sumamente agraviada con los niveles de violencia y delincuencia que impera en prácticamente todo el país, y cuya tasa de homicidios dolosos ha alcanzado cifras récord.

Si los diputados realmente quieren abatir los índices de delincuencia, el camino no pasa por ampliar el número de delitos en los que los presuntos delincuentes esperan en la cárcel a que se realicen las investigaciones por parte del Ministerio Público, presente éste sus conclusiones y un juez dicte sentencia.

El camino que debieran pavimentar para combatir la delincuencia es el que evita la impunidad, aquel en el que las pruebas contra los delincuentes no dejen lugar a dudas de su culpabilidad y las cárceles dejen de ser hoteles de capos desde donde siguen operando.

En México sólo hay justicia para quien puede pagarla, y la impunidad tiene un precio que los criminales pueden pagar, esa es la realidad del sistema de justicia.

Llenar las cárceles o exhibir cifras en aumento de encarcelados por tal o cual delito, solo tendrá fines mediáticos, pero ninguna solución de fondo.

Piquete de ojos

A algunos diputados de la coalición que llevó a AMLO a la Presidencia piensan que el debate legislativo se limita a subir a tribuna, leer lo que les preparan sus asesores y volver a sus curules.

El último que rechazó una pregunta directa cuando hacía uso de la tribuna fue el diputado Sergio Mayer, quien a pesar de un liderazgo, que seguramente tiene, sufre para plantarse y rebatir con argumentos.

Y es que al intentar justificar su rechazo a ser cuestionado por el priista Eduardo Zarzosa, Mayer patinó jocosamente, y haciendo uso de la tribuna le dijo al priista que no, que no tenía tiempo para su pregunta porque tenía que subir a su oficina, y prosiguió con su discurso.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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