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CRÓNICAS DE LA CIUDAD / Maximiliano despreció el Palacio de Minería

La vista panorámica de Paseo de la Reforma sedujo al emperador.

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Pedro Flores

Maximiliano de Habsburgo, sí el emperador que adoptó a Agustín y Salvador, nietos de Agustín de Iturbide en su estancia en México, dijo no cuando le ofrecieron el actual Palacio de Minería para habitarlo, y que esperaría para instalarse en el Castillo de Chapultepec, argumentando que desde ahí podría ver su “imperio”.

La historia del Palacio de Minería se remonta a 1793, cuando el Real Colegio de Minas de la Nueva España adquirió el predio donde ahora se asienta el edificio, bajo el régimen del virrey Juan Vicente de Güemes, II Conde de Revillagigedo, encargando el proyecto y la construcción del mismo al arquitecto Manuel Tolsá.

Cabe hacer notar que dicho colegio era muy importante en dicha época, sobre todo si recordamos que la minería era la principal actividad económica de la Nueva España, y unas de las principales fuentes de riquezas del imperio español, y que se requería de personal especializado para la extracción de metales preciosos tanto en Zacatecas como en Guanajuato.

Manuel Tolsá fue un genio de la arquitectura y escultura, él estudió en Valencia, España, en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Llegó a la Nueva España en 1791 con libros, instrumentos de trabajo y copias de esculturas clásicas del Museo Vaticano. Contrajo nupcias con la dama mexicana María Luisa de Sanz Téllez Girón y Espinosa, en el puerto de Veracruz

A su llegada a la Nueva España, el ayuntamiento se encargó en forma altruista de la supervisión de las obras de drenaje y abastecimiento de aguas de la Ciudad de México y de la reforestación de la Alameda Central. Por estos servicios no recibió compensación alguna. Además, fabricó muebles, fundió cañones, abrió una casa de baños e instaló un horno de cerámica. Tolsá fue director de la Academia de San Carlos. Murió a causa de una úlcera gástrica en 1816. Fue inhumado en el panteón del templo de la Santa Veracruz, en la Ciudad de México.

El Palacio de Minería es un edificio que no tiene comparación en América, con una hermosa fachada denominada de las 50 ventanas, su amplio lobby con los meteoritos traídos de los estados de Chihuahua y Zacatecas, nos da la entrada a un amplio patio central de 20 columnas, en donde significativamente podemos apreciar los arcos, construcción casi inédita para la época en que se construyó. Sus escaleras monumentales con la peralta adecuada nos conducen a una amplia rampa de descanso que llevs a dos caminos distintos.

En el primer piso podemos observar en la actualidad la gran biblioteca, en donde existen más de 2 mil obras, algunas de valor incunable instaladas en hermosos gabinetes de madera, que inicialmente servían para almacenar materiales de construcción cuando dicho recinto, adecuado por el arquitecto Antonio M Alza, servía de laboratorio de resistencia de materiales y estaba junto al dormitorio y comedor de los alumnos de dotación que ahí estudiaban.

La que ahora alberga la sede del Colegio de Ingenieros, sociedad de ex

alumnos de Ingeniería, y al Colegio de Ingenieros Petroleros, fue también laboratorio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, cuya sede era lo que es actualmente el Museo Nacional de Arte, exactamente enfrente y de la Secretaría de Fomento.

La historia cuenta que dentro de ese recinto, en el viejo salón de actos, que es de tipo parlamento inglés, fue la última toma de protesta como presidente de Porfirio Díaz, además de que fue cuartel durante la invasión norteamericana en 1847, de igual forma en el movimiento revolucionario.

Destaca la capilla, en donde se venera a la Virgen de Guadalupe, que era la patrona de los mineros de la Nueva España, en cuyos laterales se encuentra nángeles pintados en el siglo XIX con los colores de la Virgen del Tepeyac,

reparados después de 1962, cuando la vieja escuela de minería, que se había instituido en 1897, se trasladó a Ciudad Universitaria.

Entre las obras del gran arquitecto Manuel Tolsá, además del Palacio de Minería, podemos mencionar la conclusión de las obras de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, la estatua ecuestre de Carlos IV (llamada “El Caballito”) en la Plaza Tolsá, frente al Museo Nacional de Arte; el Antiguo palacio de Buenavista (hoy Museo Nacional de San Carlos), y el Palacio del marqués del Apartado, frente al templo mayor, palacio donde viviría Fernando VII al llegar a México, y la sala de fundición de la Casa del Apartado (1810-1813).

Además de los anterior está el altar principal de la Purísima Concepción en la iglesia de La Profesa. El rostro de la Virgen que el visitante encuentra a la derecha se basó en la fisonomía de “La Güera” Rodríguez (María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio Barba), el altar mayor del Convento de Capuchinas (hoy desaparecido), el busto de Hernán Cortés en el hospital de Jesús, la celda de la Marquesa de Selva Nevada en el Ex Convento de Regina Coeli, hoy propiedad de la Universidad del Claustro de Sor Juana, que diera origen, en parte, a que el Barón Alexander Von Humboldt la llamara Ciudad de los Palacios… hay que visitarlo.

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