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CRÓNICAS DE LA CIUDAD / ‘Pepe bolas’, una leyenda en los Diablos del México

El destino lo llevó a ‘curar’ las pelotas, y ahora ya es un ícono del béisbol en nuestra ciudad.

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Pedro Flores

Adorador de mujeres bellas y azote de los hombres, en el caso de que existan todavía, así se califica José Hernández Reyna, personaje que ha tenido en sus manos las pelotas de miles de jugadores de béisbol, medio en el que se le conoce como “Pepe Bolas”.

Nacido en Tepito, en la calle de Laminadores 120, y criado en la ex Hipódromo de Peralvillo, ahí por la calle de Granada 311, este carismático “bolero” es poseedor de un lenguaje florido, aprendido en sus vivencias barriales y con la cercanía de beisbolistas jarochos,  poseedores de un léxico aprendido y premiado en la Real Academia de Lengua de Alvarado, Veracruz.

En su lejana juventud quiso emular las hazañas de Héctor Hernández, Enrique Borja o de Hugo Sánchez, pero sus facultades no le dieron para eso y tuvo que trabajar. Su hermano Jesús le consiguió un contrato para laborar en el Parque del Seguro Social en 1977, y desde entonces, su vida ha sido del rey de los deportes: el béisbol.

Pepe tiene como encargo: “curar” las bolas que se utilizan en los juegos; en otras palabras, quitarles el brillo. “Empecé haciéndolo con Coca Cola y tierra, pero los pitcher decían que quedaban muy pegostiosas, posteriormente, apliqué una técnica americana con un lodo especial traído de Estados Unidos, pero fracasé y ya mero me corrían, pues quedaban negras  e inservibles”.

-Y entonces?

“Pues fue Jessie Álvarez el que me dio la ‘receta secreta’: hacerlo con tierra y naranja, y hasta la fecha, aquí sigo con dicha fórmula, y seguiré hasta que me corran o el patrón de allá arriba me invite a curar bolas para todos los peloteros que se nos han adelantado en el camino”, dijo el entrevistado.

“El béisbol es mi vida, y hago mi trabajo con dedicación y cariño, lo cual me ha ganado el respeto de muchos y me ha permitido estrechar la mano de grandes figuras de este deporte, como es el caso de Fernando Valenzuela, a quien en un juego de exhibición le conseguí una manopla, y como reconocimiento me abrazó; lo mismo hizo Luis Tiant, excelente lanzador cubano que ganó 34 juegos con los Tigres y de aquí se fue a los Indios de Cleveland, eso no se paga con nada”.

-Y de los peloteros mexicanos qué me puede decir, ¿tiene algunas anécdotas?

“Uuuy, me la pones dura y no es albur, porque tendríamos que hacer una nueva Biblia, la cual terminaría con el Apocalipsis; son muchos y muy variados los recuerdos que hay de los  jugadores en  giras, hoteles, comilonas y uno que otro aperitivo, algunas ocasiones con bellas damas en toda la República, y a los amigos no se traiciona”, cuenta Hernández Reyna.

“Lo que sí te puedo decir es que hubo dos rateros que me quitaban las bolas nada más para hacerme enojar, y ellos son Nelson Barrera y “El Zurdo” Ortiz, de una u otra forma siempre me robaban las pelotas, y cuando se las reclamaba simplemente decían: ‘Me las robaron en el vestidor, ambos son grandes amigos, ese ‘Zurdo’ es todo un tipazo”, menciona.

“Por cierto que Nelson me comentaba que Alejo Peralta no soportaba que Barrera bateara de jonrón muy seguido, y mandaba cortar los bats que utilizaba el campechano para ver si no tenía nada adentro. Hacía grandes rabietas cuando comprobaba que no había trampa, eso sí, tenía que pagar por cada bat que cortaba, pero para él qué eran mil pesos”.

“Pepe Bolas” toma un cigarrillo y entre cierra los ojos y sonríe. “Ese Nelson era un cabr…esto hombre de muy buen humor, por cierto que Nelson finalizó en la cumbre de jonroneros de todos los tiempos en la Liga Mexicana de Béisbol con 455 voladas de barda, superando apenas por dos jonrones a  Héctor Espino, quien concluyó con 453. Sin embargo, el famoso “Supermán de Chihuahua” obtuvo siete lideratos de vuelacercas por dos de Nelson únicamente.

“Pero eran otras épocas, había más hermandad, más humanismo entre todos, fueran estrellas o ‘boleros’, como yo. En los estadios estábamos prácticamente todos juntos, había una gran convivencia entre todos, tanto en el parque del Seguro Social como en el Foro Sol”, agregó nuestro entrevistado.

“Éramos como una familia, no faltaban los que por haber ido a Estados Unidos se creían mucho, como Roberto “Metralleta” Ramírez, Esteban Loaiza, Alfonso Cruz y Jerónimo Gil, que contrastaban el trato que nos daban Vinicio Castilla, Fernando Valenzuela, Aurelio Rodríguez y Teodoro Higuera, entre otros, que eran buena onda con todo mundo”, resalta.

-Y los peloteros de hoy, ¿cómo los ve?, ¿qué opinión tiene de ellos?

“Pues mira, a mí me tocó vivir una bonita época, ahora ya no hay tanta convivencia con ellos, y al igual que en otros años, hay muchos soberbios, algunos chamacos que aún no han hecho nada, pero que con sólo vestir el uniforme ya se creen grandes estrellas, les falta humildad; hay algunos que hasta cobran por otorgar una entrevista o interrogan sobre el porcentaje que van a llevar en alguna emisión, y eso da tristeza, verdad de Dios que sí”.

¿Y de los comentaristas qué me puede decir?

“Que hay muchos en la actualidad, pero el más cabr… esto de todos, sin lugar a dudas, fue el “Mago” Septién, el respeto que le tenían todos los viejos peloteros era grande. Yo conviví poco con él, pero las veces que lo tuve cerca fue un verdadero caballero, inolvidable y temido el señor, muy amigo de mi patrón, don Alfredo Harp, a quien, por cierto, el “El Mago” una vez le dijo que el béisbol es mucho negocio para ser deporte, y mucho deporte para ser negocio”, concluyó Pepe Bolas.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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