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Cada año el cerco policiaco crece. Se colocan más vallas. Hay retenes donde se revisa a todos los asistentes, incluyendo niños.
Y luego, la “fiesta” que dura horas, sin posibilidad de salir a comer algo; y con deshidratación, pues tampoco se puede introducir agua.
Por la noche el retorno a casa se debe hacer a pie, pues el Metro y Metrobús dejan de funcionar.
¿Incentivos para este año? Alex Syntek, la Sonora Santanera y Banda El Recodo.
Al Zócalo también llega una inmensa cantidad de gente traída de varios estados para llenar la plaza y evitar la llegada de posibles manifestantes al pie del balcón presidencial. Acarreados, les llaman.
Sólo los profusos fuegos artificiales podrían convencer a un chilango común para ir al Zócalo para presenciar El Grito de Independencia. No más.