Lorena Osornio
La nueva administración ha transcurrido entre ideas improvisadas, contradicciones, imposiciones, algunos abucheos y eso sí, mucha imaginación. La mayoría de esos numeritos se han dado en el ámbito político, cosa que a los ciudadanos nos debería tener sin tanto cuidado, de no ser por la sencilla razón de que mientras el presidente, los gobernadores, legisladores, el resto del séquito de aplaudidores de MORENA y los que se denominan oposición, se agarran del chongo, los ciudadanos hemos quedado completamente vulnerables, entre otras cosas, ante la inseguridad y el desempleo.
Así, mientras día a día nos enteramos de otra ocurrencia proveniente del partido en el poder, en las calles, los ladrones, asesinos, violadores y más recientemente los extorsionadores operan con total impunidad y sin el menor temor a ser reprendidos por las autoridades, ya que éstas sencillamente no tienen presencia –algo que no es nuevo– pero que si ofende ante tanta promesa de cambio que se hizo en su momento.
De las últimas joyas salidas del tintero legislativo de MORENA, que además se ha dado a conocer con mucho orgullo, es el proyecto conjunto con otro parásito partidista conocido como Partido del Trabajo, el cual consiste en reformar al Apartado B del Artículo 102 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a efecto de desaparecer la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para, en su lugar, crear la “Defensoría del Pueblo”, institución a modo para terminar de desmantelar las instituciones que pudieran generar un contrapeso al gobierno actual. Esto se suma a la estrategia de uno de los principales sicarios políticos del presidente contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consistente en elevar el número de ministros para hacerse del control de dicha institución.
Esta ocurrencia, como muchas otras que hemos atestiguado y señalado en este espacio, se dan en medio de una grave crisis de seguridad que no se ve cuando vaya a resolverse. Como ejemplo, en la CDMX, según datos publicados por la Procuraduría General de Justicia, entre enero y marzo de este año han habido 277 casos de extorción consumados y al menos 406 casos de tentativa del mismo delito; en cuanto hace al robo a casa habitación con y sin violencia sumaron 1,834 casos y se registraron 6,309 casos de robo a negocio con y sin violencia. Lo anterior aunado a los casos que comúnmente no se denuncian por la desconfianza que se han ganado a pulso las autoridades a lo largo del tiempo. Ante estas cifras ¿cómo podemos confiar en que el cambio ya llegó?
Centro mi atención en estos delitos porque expone y justifica muy bien el por qué hoy por hoy se percibe el miedo generalizado entre la ciudadanía, ya no solo al salir y exponerse asistiendo a lugares históricamente conocidos por ser de alto riesgo, sino que ahora el miedo se trasladó a lugares de encuentro común como los locales comerciales o, peor aún, a nuestros propios hogares. Un nivel superior deben soportar los ciudadanos que son comerciantes, pues además de estar expuestos a los dos delitos anteriores, se les suma el ser objeto de las extorciones por parte del crimen organizado.
AMLO ha exhibido su desconocimiento en materia de seguridad y así quedó demostrado tras la confrontación que propició el reconocido periodista Jorge Ramos, quien con cifras en mano advirtió del peligro que corre nuestro país y las y los mexicanos que están siendo asesinados día a día. El comunicador sentenció que 2019 puede convertirse en el año más violento. ¿La respuesta? Yo tengo otras cifras. Una vez más se hizo evidentela falta de coordinación interinstitucional del gabinete del presidente.
Respetuosamente exhorto al presidente Andrés Manuel López Obrador a preocuparse menos por llevarnos a la pobreza franciscana, por desmantelar las instituciones democráticas que nos hemos dado, a dar lo que pidan los maestros de la CNTE, a dejar de despedir a funcionarios públicos que ganan mucho menos que usted y ocuparse más enla grave crisis de inseguridad que vive el país.
