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Capital Político

De nada sirven los debates

No tienen gran influencia entre la opinión de los votantes. El voto duro no cambia.

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Cada vez queda más claro que los debates entre candidatos a puestos de elección popular no tienen gran influencia entre la opinión de los votantes, pues quienes aspiran a los cargos se dirigen a sus seguidores y no a los indecisos.

Regularmente el voto duro de los aspirantes no cambia, pase lo que pase, pues sus seguidores irán con ellos hasta el final, por lo que luego de cada debate todo queda igual; los políticos jamás se dejan ver como en realidad son.

Por ejemplo, está claro que el segundo debate por la Jefatura de Gobierno de la CDXM lo ganó, y por mucho, Alejandra Barrales, quien se vio conocedora de los temas y dominadora del escenario.

Nadie duda que se proyectó como la mejor en el foro habilitado por el Canal Once para el evento, pero en realidad, ¿de qué le sirvió ganar el debate?

No por haberse impuesto se mueven los números de las encuestas, sino más bien se reafirman y se estancan con los anteriores sondeos. Ese ejercicio, que en teoría es para que los electores puedan tener un mejor parámetro a la hora de votar, en realidad se ha desvirtuado por varias cosas.

La primera es que, en el caso de la CDMX, son muchos los candidatos y en realidad la mayoría aporta muy poco, por no decir que nada. Pero por ley tienen que estar todos ante las cámaras el mismo tiempo que sus rivales.

Eso impide que se dé un debate real entre quienes tienen posibilidades de ganar, pues quienes están de relleno sólo estorban. Son distractores o factores de un aburrimiento tal, que la gente se duerme o le cambia de canal.

No conforme con los que sólo van a “mosquear” a los que sí tendrían algo que aportar, hay que sumar el protagonismo que los moderadores quieren tomar, metiéndose en la cancha a patear el balón en lugar de silbar las faltas.

Y es que no actúan como facilitadores del diálogo, sino como analistas y opinadores, afectando el desarrollo de los debates y queriendo ser los fiscales de cada caso.

Es de reconocer que las autoridades electorales en realidad han intentado caminar hacia formatos más ágiles y provechosos. Se ha avanzado, pero aún siguen pecando de cierto mochismo al oponerse a que los contrincantes se den con todo.

Un debate es donde los aspirantes contrastan ideas y proyectos, pero también se deschongan, para gusto del público.

Quien diga que no le gusta que los aspirantes se saquen sus trapitos al sol miente. Quizá sea más importante desnudar al enemigo que escuchar sus propuestas, porque éstas ya están en sus plataformas y porque, finalmente, en un debate no las podrían explicar a fondo.

El ejercicio es muy buen intento de dar herramientas a los electores, pero en la actualidad los debates no sirven casi de nada, pues en lugar de las ideas, con lo que se queda la gente es con los chascarrillos y payasadas de los candidatos.

Funcionan a menos de que alguien destape un real escándalo de sus rivales.

CENTAVITOS… Algo pasó entre la Asamblea Legislativa y el Gobierno de la Ciudad de México, que ahora en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento ya empiezan a decir que se reconstruirán edificios dañados por el sismo sin costo para los ciudadanos.

Eso mismo había dicho hace unas semanas Leonel Luna, líder en Donceles, a damnificados y al día siguiente el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, lo desmintió. Ahora resulta que Amieva no ve nada mal la propuesta, sólo habría que preguntar quién le habló al oído para convencerlo.

http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/de-nada-sirven-los-debates/1240367

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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