Pablo Trejo
Sin duda, uno de los principales logros de la transición a la democracia mexicana, ha sido la consolidación de instituciones, las cuáles en pleno ejercicio de su autonomía, se han convertido en parte fundamental del diseño y evaluación de cada una de nuestras políticas en materia social. Dos de esas instituciones, el INEGI y el CONEVAL, son de referencia obligada en cualquier análisis riguroso sobre lo que está sucediendo en México. Son organismos modernos y confiables.
Según sus documentos básicos, “El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), es un organismo público descentralizado de la Administración Pública Federal, con autonomía y capacidad técnica para generar información objetiva sobre la situación de la política social y la medición de la pobreza en México, que permita mejorar la toma de decisiones en la materia”.
En los últimos años, no han sido pocas las ocasiones en que el CONEVAL ha criticado las políticas sociales diseñadas desde los tres órdenes de gobierno; en más de una ocasión ha señalado que uno de nuestros principales problemas es la duplicidad de programas, lo que ocasiona dispendio de recursos y padrones poco rigurosos, ya que una misma persona o una misma familia puede beneficiarse de dos programas similares, y por otra parte, otra familia, puede carecer de esos mismos apoyos. En la medida en que se amplíe la coordinación de los tres niveles de gobierno, y se mejoren las reglas de operación, estaremos avanzando en el rumbo correcto.
Hace unos días, y aprovechando el marco inmejorable que representa el inicio del sexenio de la próxima administración, el CONEVAL solicitó al gobierno entrante, que definiera de manera clara sus metas para los nuevos programas sociales que desea poner en marcha, solicitándoles la definición de objetivos, como base fundamental de la construcción de la estrategia.
Llama la atención que uno de los puntos que el CONEVAL presentó al equipo de transición, hizo referencia a la perfectibilidad de los programas, conminando a que comprender que el éxito de los mismos, es un ejercicio de aproximaciones sucesivas, es decir, que entiendo claramente que los buenos resultados de cualquier programa no se darán “a la primera”, ya que a través de los diferentes ejercicios deben modificarse y actualizarse.
En la actualidad, el CONEVAL tiene conocimiento de la existencia de más de 6,500 programas sociales, muchos de ellos duplicados o incluso, triplicados, por lo que es recomendable un análisis cuantitativo y cualitativo sobre aquellos que deben desaparecer o fusionarse.
Más allá de cualesquiera que sean los planes del equipo del presidente electo, consideramos que debe valorarse a plenitud el trabajo y el prestigio del CONEVAL a través de los años, y consideramos un error que su actuación basada en la autonomía vaya a ponerse en riesgo por alguna visión política diferente.
Dentro de poco tiempo, deberá presentarse el Plan Nacional Desarrollo 2018-2024, el cual marcará la pauta sobre el destino de nuestro país los próximos seis años, y el CONEVAL estará ahí para dar puntual seguimiento a la consecución de las metas establecidas y, en su caso, sugerir los ajustes para segurar su cumplimiento, de la misma manera en que lo ha venido haciendo duarnte los últimos once años. La reunión entre la Institución y el equipo de transición, augura buenos acuerdos y buenos resultados, que es al final, lo que el país necesita.
