Alejandro Zúñiga
La iniciativa para eliminar el cobro de comisiones bancarias, presentada la semana pasada ante el pleno del Senado, puso al descubierto incomunicación, protagonismo y descoordinación entre los principales actores políticos de Morena.
El documento, turnado a comisiones unidas para su discusión y análisis, dividió, hasta la confrontación, a la cúpula de quienes gobernarán el país, al menos durante los próximos seis años.
El autor de la iniciativa fue el senador Ricardo Monreal, aunque la presentó ante el pleno su compañera de bancada Bertha Alicia Caraveo.
Lo que no esperaban los senadores morenistas es que su iniciativa se convirtiera en una bomba que provocaría una disminución de 23,945 millones de dólares en el valor de capitalización de la Bolsa Mexicana de Valores, una caída de casi 6%, la mayor desde agosto de 2011.
La bomba lanzada desde el Senado se convirtió en boomerang y golpeó directamente al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, cuando aún no cierra la herida que abrió con el sector privado por la terminal aérea de Texcoco.
Por eso AMLO salió con sus más cercanos, ipso facto, a congelar la incendiaria iniciativa.
Él se desmarcó. Dijo ser “respetuoso de la división de poderes”, pero recordó estar a favor de no modificar el marco legal de los bancos en los primeros tres años de su gobierno.
Quien será secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, leyó un comunicado “del equipo económico de López Obrador”. Decía que contactó a los líderes del Congreso para organizar un esfuerzo coordinado con los equipos técnicos de la dependencia que encabezará, a fin de ser consultados previamente sobre las iniciativas que puedan afectar las finanzas públicas.
Más dura fue la presidenta nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, quien de plano dejó hablando solo al senador promovente: “La iniciativa de eliminar las comisiones bancarias, promovida por Ricardo Monreal, no es una propuesta de Morena y nunca se comentó”.
El coordinador de los diputados de Morena, Mario Delgado, prometió “prudencia” para procesar iniciativas que afectan los mercados financieros.
El propio Monreal, ya tundido, le bajó una rayita a su protagonismo y matizó: “No hay ánimo de confrontación con las instituciones financieras, se les escuchará antes de dictaminar la iniciativa”.
Es claro que el tema de las comisiones bancarias es necesario, urgente y pertinente abordarlo, porque son excesivas y abusivas. Unas tienen que bajar, otras desaparecer por injustificadas, y la legislación tiene que actualizarse porque las instituciones financieras hoy cobran y hacen lo que quieren con absoluta impunidad.
Tan solo en 2017 las ganancias por concepto de cobro de comisiones bancarias reportadas fueron de más de 108 mmdp, más del 8% que el año anterior.
En el primer trimestre de 2018 se presentaron ante la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), 85 mil 698 quejas por cobros de comisiones bancarias no reconocidas, que representaron un importe superior a 218 mdp, pero solo retornaron el 13%.
Monreal tiene razón, urge atajar el robo de los bancos. El 99 % de la población lo deseamos. El punto es que en política económica hay que cuidar las formas.
Además, abrir este tema inmediatamente después del caso Texcoco, disparó el nerviosismo que viven los mercados financieros.
Por eso los actores del gobierno que viene tienen que aprender, en estos casos, a ponderar la lógica económica sobre la política.
Preocupa el exceso de protagonismo de algunos actores de Morena, pero también la ausencia de coordinación y solidez del equipo económico entrante, algo que no se veía hace mucho.
Cuando se tiene mayoría absoluta, en el Congreso se puede hacer todo, hasta llevar al país a una debacle económica por perseguir una causa noble y justa como frenar la usura bancaria.
