Candidatos y dirigentes políticos creen que llenando de acarreados los espacios públicos van a ganar en las urnas o van a espantar a sus rivales, cosa que está muy alejada de la realidad.
Los cierres masivos que están realizando los partidos con posibilidades de triunfo el próximo domingo sólo sirven para llenar el ego de los aspirantes y para dar la apariencia de que son más poderosos de lo que la realidad les señala.
El fin de semana, Alejandra Barrales cerró, con Ricardo Anaya, en el Ángel de la Independencia y los voceros de la alianza PAN-PRD-Movimiento Ciudadano presumieron una convocatoria de 180 mil personas.
Por su parte, el PRI difundió que Mikel Arriola y José Antonio Meade juntaron 40 mil personas en el Palacio de los Deportes de la CDMX, en el cierre masivo de estos candidatos.
Y hoy está anunciado un magno evento de Morena en el estadio Azteca, el cual planean desbordar hasta los alrededores para tratar de impresionar a los votantes y aparentar que cuentan con un apoyo que en realidad no tienen.
Como si los ciudadanos no supieran que todos esos eventos se llenan con acarreados, a los que les pagan para echarle porras a los candidatos y hacerlos sentir que tienen un arrastre del que carecen.
Eso pasó el fin de semana en el Ángel y en el Palacio de los Deportes, y eso pasará hoy en el Azteca, donde Morena tuvo que echar mano de varios artistas para atraer gente y no tener que traer la del Edomex en microbuses, como lo ha hecho en cada evento.
Muchos irán por ver a Belinda o escuchar a Margarita, la Diosa de la Cumbia, o a Eugenia León, pero los morenos dirán que fueron a apoyar a Andrés Manuel López Obrador y a todos los candidatos de Morena.
Que no quieran engañar a la ciudadanía con eso de que los partidos traen músculo, pues en realidad acarrean a miles de personas y les pagan con el dinero que sale de los impuestos del pueblo, al que dicen defender.
Todos los candidatos —de todas las corrientes— prometen reducir los escandalosos gastos del gobierno, pero nadie de ellos habla de bajarse las multimillonarias prerrogativas públicas que utilizan para comprar votos y difundir falsas promesas.
Todos son iguales y eso de que muestran músculo es puro cuento, pues, sin el dinero de los ciudadanos, serían puro hueso. O, en todo caso, se mostrarían con músculos flácidos, porque, en realidad, pocos cuentan con un apoyo real y desinteresado de la ciudadanía.
¿Por qué no hacen como en otros países, donde los candidatos no reciben recursos del Estado y las campañas no duran más de quince días?
Claro, porque no podrían convencer ni comprar a las masas.
CENTAVITOS… En la secundaria era clásico que los maestros de literatura mexicana hicieran leer a sus alumnos la comedia A ninguna de las tres, del dramaturgo Fernando Calderón. En esa obra, Don Juan tiene que escoger a una de las tres hijas de don Timoteo para casarse, pero no quiere a ninguna. Para zafarse, el galán les escribe una carta sin puntuación y cada una la interpreta a su conveniencia para proclamarse como la elegida; quien la escribe le pone al final puntuación, con lo que concluye que no elegirá “a ninguna de las tres”. Algo así le pasó a Yeidckol Polevnsky, número dos de Morena, quien en su Twitter escribió sin puntuación: “Si nos unimos los corruptos no podrán contra nosotros…”. Se podría leer: “Si nos unimos los corruptos, no podrán contra nosotros”. O quizá intentó decir: “si nos unimos, los corruptos no podrán contra nosotros…”. Es lo malo de no poner atención a las clases de secundaria.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/el-falso-musculo-de-los-partidos/1248309
