Pasado el mediodía del miércoles, el secretario de Movilidad, Héctor Serrano, convocó a dirigentes de tribus del PRD capitalino para planear el gran mitin de la unidad en el Zócalo capitalino el próximo sábado 8 de abril.
Los perredistas pretenden mostrar músculo justo un día antes de que Andrés Manuel López Obrador celebre su propio mitin en el Monumento a la Revolución, en el que llamará a los militantes del sol azteca a sumarse a Morena.
Desde ahora se puede adelantar que los amarillos abarrotarán la plancha del primer cuadro de la ciudad y que rebasarán con facilidad los 100 mil manifestantes, faltaba más.
Y que El Peje no tendrá la misma convocatoria; de hecho eligió el Monumento a la Revolución porque ya no podría llenar la explanada del Zócalo como antes.
O sea que, en cuanto a asistentes, los morenos perderán la competencia por el acarreo; la razón es que el PRD moverá sus estructuras para dar una imagen de fortaleza, cueste lo que cueste.
Es un hecho que se impondrán en números de manifestantes, pero los perredistas no se pueden engañar creyendo que eso les beneficiará en las elecciones de 2018. Todo el mundo sabe —incluso ellos— que los acarreados a los mítines raramente se traducen en votos.
Porque hay que recordar a los amarillos que ya van dos elecciones consecutivas en la ciudad en las que Morena, sin las estructuras corporativas del PRD, ha ganado, y por mucho, desde su primera incursión electoral como partido.
Que las estructuras corporativas de los perredistas no les han servido para mantener el poder y que en 2018 el asunto va a estar peor, por la sencilla razón que se conjuga con la elección presidencial y López Obrador estará en las boletas.
En las intermedias de 2015 y las constituyentes de 2016 —donde el PRD fue derrotado—, El Peje no participaba en ninguna elección y, aun así, Morena ganó la gran tajada del pastel.
Además del tabasqueño como candidato presidencial, los morenos cuentan ya con estructura y recursos en cinco delegaciones políticas de la CDMX, por lo que serán más competitivos que hace dos años.
Así que eso de andar midiendo fuerzas y mostrando músculo es una tontería que sólo servirá al PRD para mirarse hacia el interior y creer que siguen siendo los preferidos de los capitalinos.
No importa que los amarillos sean más en la plaza, los morenos están trabajando a pie tierra —puerta por puerta— a través de sus cinco mil comités seccionales y es por ahí donde quieren colarse para ganar completa la ciudad.
Es decir, no necesitan de mítines a reventar, sino de operación electoral.
En lugar de organizar reunioncitas de relumbrón, el sol azteca tendría que trabajar para buscar la unidad, hacer autocrítica y meterse en la cabeza que, si siguen despreciando a sus militantes menores y ejerciendo el caciquismo, se van a quedar sin nada.
La mayoría de las delegaciones, exceptuando quizá un par de ellas, pasarían a otras manos; es un asunto de soberbia.
CENTAVITOS… Cero y van dos cancelaciones consecutivas de las sesiones plenarias en la ALDF por falta de quórum y, al menos ayer, lo más interesante fue que Morena sufrió la ausencia de 12 de sus diputados, empezando por su coordinador César Arnulfo Cravioto. El PAN cooperó con cuatro, incluyendo también a su coordinador Jorge Romero, quien argumentó que tuvo una reunión en su partido y le justificaron la inasistencia. El PRD cooperó con cinco, el PRI con dos y el PVEM con sus tres. Eso sí, nadie renunció a su dieta.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/03/31/1155114
