POR: Jorge Alberto Lara
El 7 de abril pasado, Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil en el periodo de 2003 a 2010, ingresó a un centro de reclusión en acatamiento a una sentencia condenatoria de doce años de prisión, derivada del proceso seguido en su contra por actos de corrupción y lavado de dinero, específicamente por haber recibido una casa con piscina a cambio de favores indebidos.
Dicho acto ha sido el evento más notable, aunque no el único, de la denominada operación Lava Jato (Lava Coches, en castellano). Esta ha sido una de las pesquisas más importantes de la historia contemporánea y ha tenido como objetivo el esclarecer y castigar una cauda de actos de corrupción, entre los cuales se encuentran los relacionados con la empresa contratista Odebrecht y la empresa paraestatal Petrobras.
La investigación fue posible gracias a la pertinaz actuación de un puñado de policías y fiscales que presentaron las evidencias ante el ahora célebre Sergio Moro, juez federal brasileño asentado en la Ciudad de Curitiba, especializado en combate al lavado de dinero y corrupción, quien abrió los cauces para robustecer las indagatorias y avanzar en las vías jurídicas.
La operación Lava Coches inició en Brasil en el año 2008 por una denuncia de lavado de dinero, y sus ramificaciones se fueron extendiendo de manera exponencial, llegando a ser implicados más de 47 prominentes políticos de ese país, una cantidad importante de capitanes de empresa, acumulando más de 1117 procesos y totalizando 179 acusaciones solo en el país amazónico.
Además de Brasil, los tentáculos de la corrupción de Lava Coches han generado procesos penales en contra de jefes de estado, presidentes, expresidentes e importantes líderes políticos en países como Argentina, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Panamá, Perú, Venezuela, Angola, Mozambique y México.
En muchos casos se han formalizado las pesquisas y se han iniciado procesos penales. Sin embargo, en México ha prevalecido la impunidad, en ese y otros casos importantes, y se han cancelado los procesos correspondientes no obstante la existencia de información y datos de evidencia contundentes.
En el próximo mundial de futbol los mexicanos seguiremos admirando a los jugadores brasileños. Quizá deberíamos admirar aún más a los policías, fiscales y jueces por sus importantes avances en la lucha contra la corrupción. En México necesitamos un Lava Coches, urgentemente.
