Si bien es cierto que al final concretó la propuesta de buscar aliarse con el PRD —lo cual estaba proyectado desde hace más de un año— el PAN no pone todos los huevos en una sola canasta y al mismo tiempo busca otras opciones.
Aunque desde un inicio estaban conscientes de que lo que más les convenía era ir con los amarillos en un frente, los suspiritos azules prefirieron esperar a ver qué tan débiles quedaban sus socios después de las elecciones en el Estado de México.
Apostaron a una situación más ventajosa en la negociación, pues anticipaban que el PRD iría cayendo poco a poco en la desesperación, sobre todo, por la posibilidad de que Morena los desfondara y entonces poder agarrarlos en barata.
Incluso, exploraron paralelamente la posibilidad de negociar directamente con Ricardo Monreal, a fin de que el delegado en Cuauhtémoc se convirtiera en el as bajo la manga si no lo cobijaban ni Morena ni el propio sol azteca.
Fue el propio Jorge Romero, cacique panista de la Ciudad de México, quien se entrevistó a solas con Monreal para hablar de la posibilidad, pues los números del PAN en la capital no estaban tan mal como todo mundo pronosticaba.
Romero y sus suspiritos se daban el lujo de especular, de hacer grilla, pero no contaban que después de las elecciones en el Edomex los que iban a quedar a la baja eran ellos, y que además habrían otros actores políticos.
Hoy el PAN necesita al PRD para pelear la Presidencia de la República en 2018, y el PRD necesita al PAN para conservar la Ciudad de México.
Eso estaba claro desde el principio, lo que faltaba era cómo procesarlo.
Los pragmáticos la veían fácil: para Presidente el aspirante lo ponen los albiazules y para el Gobierno de la Ciudad de México, los amarillos, y ya en el mapa se dividirían secretarías, estados, municipios y las futuras alcaldías de la capital.
Pero no contaban con las ambiciones personales de algunos actores políticos al interior de sus partidos, que analizan cómo colarse a las candidaturas generando resistencias internas a apoyar a representantes de las fuerzas opositoras.
Entre “independientes”, “ciudadanos” y oportunistas que buscan subirse al Frente Amplio Democrático (FAD), la integración de la alianza comenzará a vivir sus peores días, pues apenas que se hizo el anuncio comenzó la guerra interna entre los promoventes.
Quienes hace unas semanas no se veían como candidatos para la CDMX hoy no descartan encabezar un gobierno de coalición, lo que en la capital no preocupa al PAN. Eso les garantizaría amarrar posiciones, pues sabían que tendrían que ceder la posición capitalina.
El factor que les preocupa es la candidatura presidencial, pues los albiazules enfrentarán fuertes presiones para ceder el espacio a un “ciudadano” y eso no les gusta nada.
Si se cierran a nivel federal, lo mismo tendrían que hacer a nivel local, por lo que analizan un plan B en caso de que tengan que ir sin el PRD… o en el peor de los casos sin nadie más.
CENTAVITOS… Por cierto, el primer golpe en busca de encabezar el Frente Amplio Democrático lo dio ayer Miguel Ángel Mancera, pues aunque no es candidato, su operador Héctor Serrano se las arregló para que la Coalición de Organizaciones Democráticas Urbanas y Campesinas, la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas y hasta el alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez, destaparan al jefe de Gobierno para el Frente… Cierto que son sólo un par de grupos sin mucho peso, si se empieza a generar “percepción” y los de enfrente no se deciden, Mancera puede tomar la punta y luego cómo lo bajan.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/07/03/1173321
