A la ya de por sí complicada operación interna para la designación del suplente de Miguel Ángel Mancera, que en septiembre dejará el Gobierno de la Ciudad de México, hay que agregar un factor más: ¿qué quiere el PAN para que la sucesión se dé en paz?
Pues esa es la gran pregunta que varios se hacen, luego de que el coordinador del blanquiazul en la Asamblea Legislativa del DF, Jorge Romero, ha dejado en claro que el voto de los suspiritos azules cuenta, y mucho, para ratificar al sucesor.
Es público que Mancera entregará su Quinto Informe de Gobierno y solicitará separarse del cargo definitivamente, a fin de buscar su postulación como candidato independiente a la Presidencia de la República.
Eso obligará a buscar quién se haga cargo de la administración capitalina hasta el 2018, y es ahí donde Romero y la tribu azul quieren jugar sus fichas, por lo que las negociaciones serán más que interesantes.
Primero, porque aunque Mancera proponga el nombre de su sucesor —cosa que obviamente ocurrirá—, será la ALDF el órgano encargado de ratificar o rechazar la propuesta.
Y como en Donceles las fuerzas están muy disparejas y el PRD depende de sus aliados opositores para transitar en una decisión de ese tamaño, por fuerza necesita de los demás, especialmente del PAN.
Si los panuchos —cosa improbable— se unieran por ejemplo a los diputados de Morena, impedirían que los manceristas lograran la mayoría calificada, indispensable para que sea ratificado el nuevo gobernante.
Por supuesto se espera que los panistas colaboren, ¿pero a cambio de qué?
Porque en esta legislatura, a pesar de completar apenas una decena de diputados, es en la que mejor les ha ido en posiciones y recursos, pues Romero ha hecho pesar sus números que, aunque mínimos, son el fiel que puede inclinar la balanza hacia un lado u otro.
Cierto que el líder de la bancada azul no se arriesgará a un pleito con el gobierno, pues sus delegaciones, sobre todo, Benito Juárez, podrían salir perjudicadas. Pero de que el cuate le saca jugo hasta a las piedras nadie lo duda.
Además del asunto del sustituto está el sensible tema de la sucesión para 2018 en la CDMX, donde el PAN ha explorado una alianza con el PRD y otros partidos. De ahí la importancia de que las negociaciones sean pulcras para evitar resentimientos.
La jugada panista sería apoyar a quien Mancera proponga en su lugar, pero empezar a definir el camino para el 18 y ver si van con el PRD o buscan un candidato propio, que no será la hidalguense Xóchitl Gálvez, con quien no hay buena relación.
Las fichas ya están en el tablero y se empiezan a mover.
CENTAVITOS… Un grupo plural de mujeres constituyentes, entre las que se encuentran legisladoras y exlegisladoras como Cynthia López Castro, Dolores Padierna, Kenia López Rabadán y Esthela Damián exigieron ayer a la ALDF garantizar en las leyes secundarias a la Constitución Política de la CDMX la paridad de género en los tres poderes de Gobierno. O sea, que la mitad de legisladores, alcaldes y secretarios sean mujeres aunque no ganen sus distritos e incluso López Rabadán exigió que no las manden a competir por distritos perdidos tan sólo para cubrir cuotas. Eso lo deberían ver con sus partidos, porque ni modo que la ley diga qué distritos pueden ganar o cuáles no. ¿No sería mejor exigir que en los cargos públicos estén los mejores perfiles, sean hombres o mujeres, en lugar de exigir cuotas de género sin importar sus capacidades?
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/05/09/1162339
