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Investigación

¿El segundo lugar o que no gane Anaya?

¿De dónde la terquedad del CDE y de otros más en colocar a Meade en “segundo” lugar y a “escasos” puntos de López Obrador?

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Por Hugo Morales G.

De la noche a la mañana, el Cártel de las Encuestadoras (CDE) regresó a los principales espacios de los medios de comunicación tradicionales y de internet. Casi a la par han aparecido firmas de dudosa solvencia profesional, que al igual que las primeras juegan un papel político mediático para generar la sensación de ventajas o desventajas de uno u otro candidato.

El proceso electoral de México en 2018 ha sido un caldo de cultivo perfecto para el retorno del CDE. Recién habían terminado los comicios del 2012 cuando en su mayoría, igual que ahora, intencionadas, colocaban a un puntero en las encuestas por amplia ventaja.

Se equivocaron, tanto, que comenzaron un periodo de auto-hibernación, ninguna de ellas dio la cara para explicar de manera convincente dónde estuvieron sus fallas o intereses. Incluso, hubo conductores que tuvieron que pagar el costo de errores propios y generados por el CDE.

Hoy han regresado. Sin asomo de autocrítica, ocupan espacios televisivos, de medios escritos, radiofónicos y de internet, y sin penadan a conocer sus proyecciones. Pareciera que se pusieron de acuerdo para mostrarse convincentes.

Aún entre el CDE hay diferencias. Existen las “serias” y las menos “serias”. En las primeras aparecen los nombres conocidos; en las segundas, desconocidos o profesionales sin registro. Todas sirven para lo mismo: generar la sensación de que esta elección presidencial está decidida y sólo se disputa el segundo lugar.

Sobre esa lógica es que los medios de comunicación juegan sus propios intereses políticos y comerciales, unos abiertamente, y otros con todo descaro intentando contar una historia inverosímil. En esta lógica está un porcentaje del CDE. Tratan de convencer a la ciudadanía que el puntero absoluto es AMLO y que lo único que está en disputa es el segundo y tercer lugar, entre Anaya y Meade.

Los hechos dicen otra cosa. No sólo el tercer debate presidencial volvió a mostrar la incapacidad argumentativa de López Obrador, sino lo frágil de su proyecto de gobierno. Monotemático: la lucha contra la corrupción.

Del otro lado, un incisivo Ricardo Anaya que lo arrinconó y lo retó a renunciar a la candidatura si era cierto que había favorecido a José María Rioboó, adjudicándole obra pública de manera directa, sin licitación de por medio. El candidato de Morena, tan habituado a los chascarrillos y a las payasadas, no supo responder.

Los hechos dieron la razón al candidato de Por México Al Frente, incluso confirmado por el sitio Verificado.

Tarde, José Antonio Meade se dio cuenta que no tenía ninguna oportunidad de ganar ni de rasguñar el segundo lugar. Gris, falto de carisma, se quedó en un variopinto ciudadano-priista. Al aceptar la candidatura, asumió que cargaría con el peso de los casos de corrupción de Enrique Peña Nieto, quien lo designó candidato. Dice el refrán popular que en el pecado lleva la penitencia.

¿Pero entonces de dónde la terquedad del CDE y de otros más en colocar a Meade en “segundo” lugar y a “escasos” puntos de López Obrador?

No existe probabilidad alguna de que Meade pudiera colocarse en segundo lugar. Sí existe probabilidad de que Anaya esté más cerca de López Obrador, de lo que el propio Andrés Manuel platica en público. Sólo así se explica la concertación PRI-Morena para golpear y bajar de las preferencias electorales a Ricardo Anaya. Incluso, que el domingo 17 de junio mientras el pambolerismo disfrutó el triunfo de México sobre Alemania, López Obrador llamó al voto útil a su favor. ¿O sea? ¿No que está arrasando en el electorado?

La concertación PRIMOR no tiene como intención que Meade ocupe un segundo lugar, sino impedir que Ricardo Anaya gane la elección. La ecuación es sencilla, es una regla de tres: AMLO + Meade = EPN. Es decir, AMLO más Meade es igual al pacto de impunidad convenido entre Peña Nieto y el líder de Morena, para evitar ser investigado por corrupción. Una investigación inédita por corrupción presidencial sólo ocurrirá si Anaya es vencedor.

El objetivo del PRIMOR es impedir el triunfo electoral de la Coalición Por México Al Frente. Esta sencilla ecuación permitirá a AMLO despachar en el Zócalo, respaldado por el priismo. Así lo confirma Citlali Ibáñez, alias Yeidckol Polevnsky, quien asume con orgullo: habremos de trabajar con el priismo responsable. Provecho. Seguro Layda Sansores les enviará regalos personales de puro gusto.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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