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LA MANO QUE MECE LA CUNA / El señor de los programas

En su interés de apoderarse de todo, Bejarano sembró la idea de que las estancias infantiles representarían un gran botín político si entregaban los recursos directamente a los padres, a fin de reforzar el clientelismo político.

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Adrián Rueda

El 13 de julio de año pasado, durante una reunión con sus enlaces del Movimiento Nacional por la Esperanza, René Bejarano dijo a sus seguidores que tanto él, como las personas que acompañan a su movimiento, coordinarían los programas sociales del Gobierno Federal.

Por ello les urgió a conformar una nueva estructura electoral, que tendría la responsabilidad de operar esos programas, impulsados por quien ya era virtual presidente, Andrés Manuel López Obrador.

“Es importante que lo hagamos porque se acaba de anunciar una coordinación de los programas del nuevo gobierno, que va a sustituir a las delegaciones, y esa coordinación es por dónde van a bajar los recursos de diversos tipos, los que ya existían y los nuevos del gobierno federal”, les notificó Bejarano.

Quien fue uno de los fundadores del PRD, expulsado del partido luego de ser exhibido en videos tomando miles de dólares del empresario Carlos Ahumada para financiar campañas políticas y negocios al margen de la ley, dijo a sus huestes que serían “subcoordinadores” en las 300 zonas en las que se dividiría el país, y que ahí bajarían el dinero.

“Ahí van a coordinarse las tareas de desarrollo social, de pueblos indígenas, de agua, de medio ambiente, de transporte, de seguridad pública, de la Procuraduría. A través de estás coordinaciones también se gestionarán los proyectos productivos”, les dijo.

La versión de su discurso fue publicada en agosto por el periódico Reporte Índigo, y no fue desmentida por nadie. Incluso en el equipo presidencial se hicieron los desentendidos y López Obrador esquivó los cuestionamientos.

“Necesitamos desarmar las estructuras de corrupción, corporativas y delincuenciales, y al mismo tiempo tenemos que armar una estructura”, se escucha en su discurso cargado de gatopardismo.

Lo dijo sin morderse la lengua; algo así como el burro hablando de orejas.

Muchos pensaban que la difusión de ese discurso cancelaría las intenciones de Bejarano, pues El Peje no permitiría que su discurso estrella contra la corrupción fuera cuestionado… nada pasó.

Algunos sospechan que la filtración del video pudo venir de los propios bejaranistas, para enviar un mensaje hacia el interior de Morena que, si bien no puede estar formalmente en el partido, sí tiene acuerdos con el jefe.

Su anuncio se confirmó cuando Ariadna Montiel, una de sus alumnas favoritas en las cloacas de Coyoacán, fue nombrada segunda de abordo en la Secretaría del Bienestar, encabezada por María Luisa Albores.

Esta secretaría –que antes era la de Desarrollo Social- concentra todos los programas del Gobierno Federal y como su titular Albores no sabe nada del tema, es Ariadna quien maneja a sus anchas el asunto con la guía de René.

Aunque habían fingido una ruptura para que El Peje no vetara a Montiel, todo mundo tenía claro que la subsecretaria iba con el de las ligas. El propio Peje lo sabía, pero prefirió voltear hacia otro lado porque conoce de las habilidades operativas de Bejarano.

El tabasqueño tenía claro que para lidiar con los corruptos tenía que enviarles a otro más corrupto, que le ayudara a hacerse de las estructuras con las que busca preservar el pejismo más allá de su sexenio.

En su interés de apoderarse de todo, Bejarano sembró la idea de que las estancias infantiles representarían un gran botín político si entregaban los recursos directamente a los padres, a fin de reforzar el clientelismo político.

Para echarlo abajo hizo que su jefe utilizara su argumento favorito: que ese programa estaba podrido por la corrupción, y que había que recortarlo para tener más dinero que regalar a las fuerzas básicas de Morena: los ninis.

Parece que López Obrador ignoraba que las estancias infantiles son operadas por los ciudadanos, no por los partidos o gobiernos, y que ha sido una herramienta fundamental para las madres que trabajan y que no tienen quien cuide a sus hijos.

Aunque El Peje ha dicho que las estancias infantiles son un programa de Felipe Calderón, en realidad fueron los mismos ciudadanos quienes durante su campaña presidencial se lo pidieron, y lo único que hizo fue cumplirles la promesa.

Grave error presidencial el creer que las estancias infantiles eran un programa manejado por burócratas, pues al calificarlos de corrupto metió a los vecinos en ese costal.

Y para acabarla de amolar, cuando las protestas estaban en su apogeo, su secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, sugerir que sean los abuelos quienes cuiden a sus nietos, y que el gobierno pagará 40 pesos al día por ese delicado trabajo.

El mismo Peje apoyó la sugerencia, lo que desató no sólo la inconformidad, sino una ola de memes que lo menos que decían era que si los abuelos cuidarán a los niños, el gabinete tendría que renunciar para hacerse cargo de sus nietos y no habría mañaneras.

Por otra parte, nadie puede condenar a los abuelos a cuidar nietos, porque muchos de ellos aún trabajan para cumplir con sus responsabilidades; otros están tan viejos o enfermos que necesitan que los cuiden.

El tema sigue enredado, y aunque en el propio equipo de López Obrador le han recomendado rectificar, él dice que no, que su lucha es contra la corrupción.

Tras varias semanas de desatinos, en las que no pudo sustentar los datos duros en los que basó su decisión, apenas el lunes pasado su gobierno presentó un reporte con más descalificaciones que cifras.

En conferencia, Ariadna Montiel dijo que las estancias infantiles eran un nido de ratas, con  padrones inflados y redes de corrupción. Con prestanombres, pagos de sobornos y problemas de capacitación.

Igual que Bejarano, Montiel se muerde la lengua en lo de las transas, corrupción y  padrones inflados. Todos saben que en RTP tiene un amplio historial de corrupción, que le permitió alcanzar un nivel de vida que la llevó incluso a ser vecina de El Pedregal.

Sobre las cifras, el gobierno federal dijo inicialmente haber detectado anomalías en el 1.8 por ciento de las estancias infantiles; casi un mes después dice que el porcentaje real es del 68 por ciento.

En un mes las cifras se distanciaron como de la tierra a la luna. Podrán alegar que entonces no tenían los datos completos, pero tendrían que explicar cómo es que, sin tenerlos, se atrevieron a cancelar el programa.

Ahora el gobierno llamará a esa acción Programa para el Bienestar de Hijos de Madres Trabajadoras, con sus 40 pesos al día para lo que les alcance; quienes vivían de ese trabajo, pues que se frieguen.

Por cierto, dicen que Bejarano quiere fundar el Partido para el Bienestar… parece que el gobierno le está ayudando.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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