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CDMX

Elba, el rostro de la ‘Cuarta Transformación’

Ahora, Gordillo asegura que su fortuna la heredó de su madre, quien hubiese tenido un peculio equiparable al de las familias Legorreta o Espinosa Yglesias, en las épocas del Duque de Otranto.

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Por Jorge del Villar

En mis veinte, vivía yo en un viejo departamento, en una calle de la colonia Juárez que cargaba la nostalgia de una capital europea de la cual llevaba el nombre.

Julio Scherer, quien se enfrentó al Estado mexicano para defender la libertad de expresión, manejaba personalmente una carcacha vieja y destartalada, para corregir las ideas que yo intentaba traducir en tinta.

En un receso, el profesor de varias generaciones de mexicanos me contó que la maestra Gordillo le había confirmado poseer ¡cien pares de zapatos! (en ese entonces se desconocían sus cientos no de zapatos sino de millones de pesos, documentados por los periódicos El Universal, Excélsior, Reforma, La Jornada, entre muchos más). La docente responsabilizaba a su humilde infancia por su exorbitante guardarropa, pues sólo había contado con un par de huaraches con los que caminaba extenuantes recorridos para llegar a la escuela.

Ahora, Gordillo asegura que su fortuna la heredó de su madre, quien hubiese tenido un peculio equiparable al de las familias Legorreta o Espinosa Yglesias, en las épocas del Duque de Otranto; mientras, los mismos diarios citados en el párrafo anterior dan fe de que los ingresos de la señora Zoila Estela Morales provinieron de ser maestra rural en Comitán, Chiapas, antes de mudarse a Ciudad Neza.

Como resultado de mi bochorno de arrebatarle al país horas preciadas del fundador de Proceso para enseñarme a escribir, estudié los dos años que duraba la certificación (sin validez de la SEP) de la Escuela de Escritores de la SOGEM, donde mis maestros Hugo Argüelles, Emanuel Carballo y Vicente Leñero se han unido a los fantasmas que habitan esa tenebrosa y fascinante casa colonial. Dicha escuela es una de las trescientas razones y algunas más por las que me siento muy afortunado de vivir en esta ciudad.

Lustros después, ingresé al Instituto de Semiología de la Vida Cotidiana, creado por Alfonso Ruiz Soto, doctor en Filosofía por la Universidad de Oxford, como un sistema para aplicar la historia de la Filosofía y de la Psicología, tanto oriental como occidental, al bienestar del individuo, incorporando los últimos descubrimientos científicos en neurociencias y en epigenética.

El Instituto de Semiología ofrece la única currícula del mundo que conozco dirigida no sé si hacia una cuarta pero sí a una verdadera transformación humanista y la única que podría poner en práctica los abstractos conceptos lopezobradoristas de “La República Amorosa”, “La Constitución Moral”, “La Felicidad del Alma” o “El Amor al Prójimo”.

Al leer el currículum de la sustituta de Tatiana Clouthier, estremeció mi columna un rayo de esperanza. No me impresionó que Diana Álvarez Maury sea abogada del ITAM, instituto que ha logrado crear los programas más sólidos en Derecho, que por cierto dirigía el Ministro José Ramón Cosío cuando la futura subsecretaria estudiaba ahí.

No me impresionó que tenga un MBA, ni que haya tenido trabajos docentes o directivos en una diversidad de prestigiadas instituciones. Lo que más me llamó la atención es que Diana sea graduada del Colegio de Consultores y Comunicadores de Semiología de la Vida Cotidiana. Diana está empapada de lo que ineludiblemente será la verdadera transformación educativa en el mundo. Ojalá México tome la iniciativa primigenia en vez de permitir que otras latitudes se nos adelanten, como suele suceder. La gente votó por un cambio y Diana representa un auténtico rostro nuevo y diferente en la administración pública.

No sé si pueda implementar bien su trabajo sin un equipo sólido de confianza cuando se anuncia un despido masivo, pues la primera, segunda, tercera y todas las verdaderas transformaciones en políticas públicas nacionales no las ha implementado la burocracia de base, quienes a su hora de salida checan su tarjeta y, aunque el país se esté cayendo, pasan a retirarse, sino el personal de confianza.

Con personal de confianza, Rosa Icela Rodríguez logró implementar una política pública para los adultos mayores que hoy resuena en todo el país, o Marcelo Ebrard, una de movilidad ciclista o la transformación del centro histórico. Espero que la voz de personas como Diana, no como Elba, sean las más cercanas al próximo presidente de México.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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