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En 2018 México tendrá un Presidente que no merecemos

Incapacidad, mentiras, verborrea, desilusión, Sino de los 3 Candidatos
Por Luis Repper Jaramillo*
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Por Luis Repper

Teníamos que dejar pasar que se dieran los 3 “debates” entre los candidatos a la presidencia de la república para comprobar que los mexicanos no merecemos, ni aceptamos que gente improvisada, de mala conducta (corrupción), mentirosa, sin idea de conducir el país al que aspiramos, cuyo interés es mantener el poder por el poder mismo, sin vocación de servicio y sin conocimiento de la realidad. Por sí mismo se “echaran la soga al cuello” y por  propios méritos, mostrar que ninguno puede ser Presidente de México.

Así de sencillo, inobjetable, contundente.

Además de la pésima presentación de su plan para gobernar, los 4 dejaron mucho que desear y perdieron la maravillosa oportunidad de utilizar el foro para exponer el auténtico proyecto de nación que tiene  en mente.

Una vez más la denostación, la sinrazón de lo mal que está el país, sin que ninguno –en los tres debates y en masivos de campaña- asuma con honestidad, honorabilidad, humildad y responsabilidad ser cómplices de lo mal que estamos. Todos culpan al vecino de enfrente, sin aceptar estar parados en el estiércol de la realidad. “La culpa es de aquel”… “yo no”. Avientan la piedra y esconden la mano. Sinvergüenzas, irresponsables, culpables.

Los tres y sus partidos son causantes del desastre nacional: inseguridad, desempleo, inflación, falta de crecimiento (PIB), insalubridad, corrupción, impunidad, omisión en el quehacer gubernamental. Si esto no fuera así, México debería ser un país desarrollado, orgulloso de pertenecer (como miembro. No invitado)  a grupos como el G 7, G 8,  (Francia, Alemania, Italia, Japón, Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Rusia),  naciones en donde sus economías y desarrollo les permiten estar a la vanguardia en tecnología, industrialización, exportaciones, calidad de vida de sus habitantes e impulsores de mano de obra.

Esta película en México se vive cada 6 años, cuando por obligación debe cambiarse presidencia de la república y congreso. Oportunidad de oro que se presenta a los políticos, partidos e instituciones electorales para “rapiñar” el dinero de los mexicanos a través de la letrina llamada “elecciones”.

A tal grado llega el cinismo que postulan a los mismos causantes de las crisis sexenales para ganar la presidencia, un escaño, una curul, cargando la basura de administración fallida que evidencia el estancamiento, retraso e incompetencia de gobernar, y seguir “mamando del presupuesto”, No existe otra razón para demostrar lo contrario, las evidencias son contundentes.

En los tres “debates” los actores coincidieron en la vergonzosa crisis educativa, de desempleo, inseguridad, pobreza y pobreza extrema, insalubridad, etc. siendo ellos y sus partidos los responsables de la debacle.

Pero en aras de mantener el poder, dicen que ahora sí resolverán los desaseos administrativos, que tiene sumidos en la ignominia a más de 125 millones de mexicanos. ¿Por qué creerles?

Ejemplos de esto. José Antonio Meade, del PRI, Verde y Panal, presumió que cuando fue Secretario de Desarrollo Social (con Peña) sacó de la pobreza a 2 millones de personas; pero no aludió, ni reconoció que en el actual fallido sexenio la pobreza y su extrema suman más de 52 millones (tan sólo de 2012 a la fecha ha caído en esta desgracia millón y medio de mexicanos) que no compensa lo que alharaqueó el priista.

En cadena nacional guardó cómplice silencio cuando fue cuestionado sobre la Estafa Maestra –siendo titular de Sedesol- en la que autoridades gubernamentales robaron más de 7 mil 670 millones de pesos, su cómplice es Rosario Robles Berlanga (Sedesol y Sedatu).

Tampoco quiso replicar cuando lo involucraron en otro descomunal atraco a los mexicanos  el asunto Odebrecht, (sobornos) que asciende a 1429 millones de dólares, que inmiscuye al candidato priistas, pues era Secretario de Hacienda, del gobierno peñista, dinero que entró al país para Pemex, de Emilio Lozoya Austin, que no “detectó” el brazo ejecutor de Hacienda, el SAT, ni sus coladeras corruptas: las aduanas, pertenecientes a la misma institución.

¿Por qué ahora que busca la presidencia de la república, dice que combatirá la corrupción? Su actitud omisa y cómplice, lo delata. ¿Usted le cree?

Ricardo Anaya Cortés, PAN, PRD, MC, una candidatura largamente caída. El mal es de origen. Tramposamente se hizo de la postulación aplastando los principios, estatutos, reglamentos, leyes internas del PAN, que causaron escisión, separación y deserción de militantes y directivos del partido. Su alianza con el PRD y MC, ambos de izquierda fue un golpe severo a la filosofía blanquiazul que inspiraron sus fundadores Manuel Gómez Morín, Carlos Septién García, Efraín González Luna, Aquiles Elorduy y sus ideólogos, Don Luis H Álvarez, Carlos Castillo Peraza, Manuel J Clouthier “Maquío”, Abel Vicencio Tovar. Se aprovechó del asunto siendo presidente nacional del PAN, faltando a los principios de democracia, equidad y ética.

Desde su autodestape las cosas le vinieron mal pese a ser brillante político, extraordinario orador y ejemplar tribuno… pero esas cualidades detonaron en soberbia, arrogancia, prepotencia y desquiciamiento. Se agravó cuando se descubre –ya en campaña- la corrupción, su doble vida México/norteamericana, en donde comparte propiedades inmobiliarias con su familia y sus parientes políticos: suegro, cuñados, primos, etc. que le arrojan mensualmente millonarias ganancias, que siendo “legales” o ilegales, no justifica el derroche económico que hace a diario.

Sus hijos y esposa vivieron durante muchos años (siendo diputado, presidente del partido y líder de la cámara baja) en Atlanta, Georgia, EE UU, en donde pagaba rentas anuales por una hermosa residencia, de más de 2 millones 560 mil pesos. Sus gastos exigían inversión de 931 mil pesos anuales y las colegiaturas de sus hijos, en el mejor colegio del condado ascendían a 995 mil pesos anuales.

Eso tal vez podría justificarse, aunque no con el salario que como legislador y presidente del PAN correspondía.

La gota que derramó el vaso, fue cuando el Sistema, el PRI y las instituciones oficiales (Hacienda, INE, Fepade, PGR, SAT, etc.), descubrieron, para exhibirlo en campaña y debates, como lavado de dinero y en conflicto de interés a través de una transacción corrupta de compra/venta de una bodega en el Estado de Querétaro, negociada a sobreprecio para con dinero sucio, financiar su campaña. Duro golpe  le dio su rival Meade Kuribreña a su aspiración presidencial, que a pesar de mantener el 2º lugar de las preferencias electorales, fue mortal de  necesidad, de la que no podrá levantarse.

Ocultar, mentir, tranzar, engañar, se convirtió en la tumba de un joven e inteligente político, que se enfrentó al Sistema y perdió.

Andrés Manuel López Obrador, Morena, PT, PES, el eterno aspirante presidencial, lleva 18 años buscando llegar a Los Pinos, la tercera, quizá sea la vencida y lo logre. Es el puntero en las encuestas desde siempre, está 2 a 1 sobre Anaya, 3 a 1 con Meade. Tal vez sea suficiente para lograr el objetivo, pero no debe descuidarse, proteger sus espaldas y enfrentar un potencial mega fraude electoral, que difícilmente dejaremos pasar los mexicanos (por democracia y hartazgo).

Sin embargo, el tabasqueño no está limpio, aunque presumió en cada debate y actos de campaña no ser corrupto. Pero los datos dicen lo contrario.

En primer lugar, nunca ha explicado cómo en más de 20 años de campañear “por la grande” quiénes, cuánto y cómo, financian su modo de vida pues no trabaja desde que dejó en 2005 la Jefatura de Gobierno del DF. Sin embargo, da vida de lujo a sus hijos José Ramón, Andrés Manuel y Jesús Ernesto, quienes presumen ropa de marca, autos de colección, Ferraris, viajes al interior y al extranjero, trajes de 15 mil, tenis de 9 mil pesos y estatus de ricos, sin que sepamos legalmente sus ingresos mensuales y el pago de impuestos.

En su paso por el gobierno de la ciudad, construyó los famosos 2os pisos del Periférico Sur, que a ciencia cierta nadie sabe, nadie sabrá a cuánto –legalmente- asciende la inversión. El único dato público que se conoce es que dispuso de 2 mil 167 millones 196 mil pesos que no ha mostrado, informado o documentado cómo lo invirtió, ya que ordenó en 2005, “encapsular”, “reservar” dicha información para más  allá del año 2022, con la intención de que la prensa no se entere y  haga pública.

¿Por qué ocultarla?, si nada debe, nada teme,

Sin embargo en el tercer debate, su contrincante panista Ricardo Anaya lo retó a dar información sobre los Segundos Pisos del Periférico y los actos de corrupción en que incurrió. Le mostró que hubo favoritismo para el constructor favorito, José Manuel Rioboó, estructurista para varias obras del sexenio capitalino a quien de manera directa, sin licitación, adjudicó 171 millones de pesos, para la obra, lo civil, el plan maestro y el impacto ambiental.

Andrés Manuel lo negó repetidas veces… pero lo expuesto por Anaya es cierto; el tabasqueño mintió. El organismos Verificado 2018, con documentos oficiales obtenidos en la Jefatura de Gobierno de la CDMX, confirman que el tabasqueño adjudicó de manera directa a su amigo favorito (como HIGA para Peña Nieto) José Manuel Rioboó ese dinero.

Finalmente, cómo no justificar con esos ejemplos, Andrés, Ricardo, José que no son dignos de confianza y menos serían legítimo presidente, por ausencia de probidad, honradez, honorabilidad, moralidad y vocación de servicio.

Lamentablemente, uno ganará, pero no será el Presidente que México necesita.

 

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU).

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