Por La Mafia en el Poder
Seguramente los capitalinos recuerdan a Mario Delgado Carrillo pero no por haber sido secretario de Finanzas con Marcelo Ebrard, sino porque fue candidato fallido a jefe de Gobierno y uno de los responsables económicos del fiasco llamado Línea 12.
Bueno, pues este cuate que como premio a su ineficiencia el PRD le regaló en 2012 una senaduría -que por supuesto no se merecía- sueña una vez más con ser candidato al Gobierno de la CDMX en 2018.
Hoy vestido de Morena, el ex funcionario dio una entrevista al diario Milenio en donde habla de muchas cosas, entre ellas sobre que quiere participar el año entrante en las definiciones políticas para el futuro gobierno de la capital.
Y el asunto es para morirse de risa, cuando menos, porque lo primero que habría que preguntar es ¿quién es Mario Delgado o qué representa para los capitalinos su persona?
Absolutamente nada, pues como senador –cargo que le consiguió su ex jefe Ebrard, quien por cierto despreció ese escaño- no ha hecho otra cosa que depredar los recursos públicos y nada más.
No hay una sola ley o algo que justifique que ha trabajado por quienes lo llevaron al cargo; es un cuate bastante gris y si por algo ha destacado es por ser un desleal y un malagradecido.
Si Delgado sigue en la política o no es cosa que a nadie le importa; el país no se caerá por ello.
El cuate debería estar más que agradecido por tener la oportunidad de seguir comiendo del presupuesto público y ya.
¿Con qué armas participaría?
Pero en caso de que en serio se apuntara a la pelea por la candidatura de Morena para la CDMX el año entrante y no sólo blofeara, ¿cuáles serían las posibilidades de Delgado?
Por supuesto que ni una sola, así lo impusiera el mismísimo Andrés Manuel López Obrador, cosa que por supuesto no va a ocurrir.
No hay que olvidar que durante el sexenio de Ebrard le pusieron en bandeja de plata toda la estructura y los recursos del GDF para que ganara la carrera interna ante Alejandra Barrales y Miguel Ángel Mancera.
Lo sacaron de la gris y estirada Secretaría de Finanzas y le dieron la de Educación para que se placeara. Le crearon el programa populachero Prepa Sí, cargado de dinero para que hiciera proselitismo con los jóvenes a los que les regaló becas al por mayor.
Le crearon su equipo de futbol americano “Aztecas” y hasta le regalaron la camiseta con el número 1 para que se luciera ante la opinión pública.
Es más, incluso los viejos bultos del 68, que hasta la fecha siguen lucrando con esa tragedia estudiantil, lo dejaron ser el orador principal en la conmemoración del Halconazo que en 1971 el gobierno del DF llevó a cabo para masacrar a estudiantes que protestaban en la ciudad.
Habló de algo que ni vivió, que ni conoce y que nadie le dio el menor mérito para tomar el micrófono. Mario no es nativo de la ciudad, pero lo peor es que en la época en que ocurrió esa masacre él ni siquiera había nacido.
A pesar de todo el apoyo de Ebrard, de los lambiscones perredistas que en ese tiempo se sumaron y de todos los recursos económicos y de la estructura de la capital, que es la más grande del país, Delgado fue enviado a la cola.
Quizá el mejor recuerdo que le queda de haber estado en Educación local es la foto que, aprovechando su cargo, consiguió con Lionel Messi en el Estadio Azul en un partido de beneficencia.
Y se atreve a criticar a Mancera
En la entrevista, firmada por Fernando del Collado, el senador neo moreno se aventó la puntada de criticar el gobierno de Mancera por no haber podido consolidar un proyecto de ciudad.
Dice que va para cinco años y jamás se supo qué quiso hacer.
Y desde luego que tiene toda la razón, sólo que el menos indicado para señalarlo es él.
Primero porque está hablando de alguien a quien considera muy inferior a él, pero que aun así le ganó la candidatura del GDF en 2012. Y segundo porque Delgado debería primero revisar que ha hecho él mismo como legislador en cinco años.
Porque tampoco se entiende mucho cuál fue su proyecto legislativo –si es que tuvo en realidad alguno- desde el Senado para beneficiar a la CDMX.
¿Cómo puede alguien siquiera insinuar que quiere competir por una candidatura por la que no ha luchado?
¿En realidad se siente con algún mérito como para aspirar ya no a gobernante, sino a seguir chupando el presupuesto público?
Parece que este cuate además de inepto ya anda enfermo de la cabeza.
Claro que eso no quita a Mancera lo pésimo gobernante que resultó, luego de haber sido un excelente candidato.
*El Irreverente publica todos los días, de lunes a viernes.
