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EVIDENCIAS / El infierno para curas pederastas

Este jueves 21 y hasta el 24 de febrero, se realizará en Roma la primera Cumbre Anti-pederastia, a la que asistirán los presidentes de todas las Conferencias Episcopales, incluida la de México.

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Patricia Sotelo

En 1997 estalló el mayor escándalo de abuso sexual en la Iglesia católica, cuando el padre Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo, fue acusado de abusar de jóvenes seminaristas. El caso detonó a raíz de los testimonios de ocho ex legionarios que en su edad adulta decidieron hacer público lo que habían sufrido en su juventud. Un periódico de Estados Unidos reveló la historia y luego, en México, el diario La Jornada. Pero fue un reportaje transmitido por la señal de CNI/Canal 40 lo que dimensionó el tamaño de la tragedia.

Ante cámaras de televisión, el ex sacerdote José Barba Martín, narró con detalles la forma en que, siendo un joven seminarista, había sido abusado sexualmente por Maciel. Testimonio duro, desgarrador. Otras víctimas también contaron su historia. Sin embargo, la reacción de la Iglesia fue proteger al pederasta, consentido del Vaticano y del Papa Juan Pablo II.

Este caso se sumó, entonces, a denuncias que existían en Estados Unidos e Irlanda por abuso de sacerdotes a menores de edad y que la Iglesia se negaba a reconocer. Pero la realidad no se puede esconder para siempre. Hoy, ante la avalancha de denuncias que se han dado a conocer en varios países, el Papa Francisco decidió convocar a la alta jerarquía católica del mundo para atender el asunto.

Este jueves 21 y hasta el 24 de febrero, se realizará en Roma la primera Cumbre Anti-pederastia, a la que asistirán los presidentes de todas las Conferencias Episcopales, incluida la de México.

La Cumbre busca definir acciones para erradicar los abusos y el encubrimiento de los sacerdotes pederastas por parte de los jerarcas eclesiásticos. Y este es el punto medular que deberá definirse claramente, porque ha sido el alto clero, desde obispos hasta el Papa en turno, el que ha protegido a los curas que han abusado de niños y seminaristas, impidiendo, así, la justicia a las víctimas y provocando que los responsables sigan cometiendo el delito.

Diferentes informes han señalado que el “castigo” que recibieron los sacerdotes denunciados por abuso sexual fue removerlos de las diócesis donde se encontraban, en vez de denunciarlos. Los clérigos no enfrentaron la justicia y, por el contrario, siguieron abusando de menores en los lugares a donde fueron trasladados.

En México, el cardenal Norberto Rivera, Arzobispo Primado Emérito de México, enfrenta una demanda precisamente de José Barba y del también ex sacerdote Alberto Athié, por encubrir a 15 sacerdotes, casos que el propio Rivera reconoció haber llevado a Roma pero no ante las autoridades judiciales de nuestro país.

La Iglesia debe tener claro que el abuso sexual no es solo una falta a un precepto religioso o al voto de castidad de los clérigos, sino que es un delito que debe castigarse con las leyes civiles. Una persona abusada sexualmente, y más si es un menor de edad, es una vida destrozada.

Asimismo, las autoridades de procuración de justicia deben atender las demandas que se presentan en contra de sacerdotes por abuso sexual, sin reparo y sin miedo a enfrentarse a una institución como lo es la Iglesia católica.

Hace unos días, Rogelio Cabrera, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano informó que al menos 152 sacerdotes en nuestro país han sido suspendidos tras ser acusados de abusar sexualmente de menores de edad. Los casos se registraron en los últimos nueve años y aseguró que “algunos delincuentes sacerdotes están en la cárcel, otros han sido ya suspendidos de su ministerio sacerdotal, y otros aún enfrentan el proceso”.

Lo que no informó fue cuántas víctimas sufrieron los abusos de esos 152 pederastas. La cifra puede ser escandalosa. Y si revisamos los datos a nivel mundial, la tragedia es inimaginable.

El reto de la Iglesia es desterrar el abuso sexual; no debiera existir y menos por parte de quien se dice ser un guía espiritual. Pero si se comete ese crimen, la pena debe ser el infierno: la cárcel.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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